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Vitamina D y Covid-19

Antes de que se conociera la vitamina D, de manera empírica, la medicina naturista utilizaba la “helioterapia” o “baños de sol”, con notables beneficios, especialmente, cuando era indicada como tratamiento para dos enfermedades epidémicas: el raquitismo y la tuberculosis.

Desde su descubrimiento hasta el año 1980 las únicas funciones atribuidas a la Vitamina D eran las relacionadas con el metabolismo de los huesos. A partir de esa fecha sabemos que interviene en otros procesos biológicos, como la regulación de la respuesta inmune.

La vitamina D en realidad no es una vitamina, pues las vitaminas son micronutrientes esenciales, que el organismo, al no tener capacidad de sintetizar, necesita tomar del exterior con los alimentos. Esto no ocurre con la vitamina D, que en un 90% es de producción endógena por lo que sería más correcto considerarla una hormona, que son sustancias químicas producidas por las glándulas endocrinas y que se mueven por el cuerpo a través de la sangre, y cuya función es regular la actividad de un tejido determinado.

Cuando se ingiere con la alimentación, se presenta en dos formas distintas, colecalciferol o vitamina D3, si proviene de alimentos de origen animal y ergocalciferol o vitamina D2, si procede de alimentos vegetales.

Nuestro organismo, produce colecalciferol o vitamina D3, en la piel, mediante la acción de los rayos ultravioleta sobre un derivado del colesterol.

El colecalciferol o VD3, pasa a la circulación sanguínea desde donde llega al hígado y, mediante hidroxilación, se forma la provitamina D que recibe el nombre de 25 hidroxivitamina-D3 o calcidiol que es la forma inactiva,la cual se vierte de nuevo al torrente sanguineo y ésta es la sustancia que medimos cuando nos referimos a los niveles de vitamina D en sangre.

Para su transformación en vitamina D activa o calcitriol, la provitamina o calcidiol tiene que ser hidroxilada de nuevo, lo que ocurre por acción de una enzima, la alfa-hidroxilasa que se encuentra en una amplia variedad de tejidos y tipos celulares.

La vitamina D actúa sobre el ADN del nucleo de la mayoría de las celulas, donde activa y desactiva genes. Se estima que entre 1000 y 3000 genes son modulados por lavitamina D, entre ellos los que regulan el metabolismo del calcio, y más de una docena son responsables de nuestra inmunidad.

El receptor de la vitamina D3 (VDR) está presente en células de diferentes tejidos y del sistema inmune como las células dendríticas, macrófagos y linfocitos T. Y en estas células la vitamina D produce una importante actividad inmunorreguladora. Se sabe que en las células inmunitarias produce dos proteínas con efectos antimicrobianos: la defensina y la catelicidina.

Aunque la inflamación es un mecanismo de defensa, pues favorece la cicatrización y ayuda al sistema inmunitario a combatir infecciones, una respuesta inflamatoria excesiva puede resultar perjudicial.

Varios estudios han demostrado las propiedades antiinflamatorias de la vitamina D, de ahí su importancia en procesos en los que se produce una respuesta inflamatoria excesiva.

Los datos epidemiológicos demuestran una carencia de vitamina D en la mayor parte de la población. Cifras entre 30 y 40 nanogramos por ml de sangre se consideran suficientes para la salud ósea, sin embargo los otros beneficios aportados por la vitamina D necesitan niveles superiores al rango normal establecido.

Vitamina D y Coronavirus.
Para entender la importancia que la vitamina D puede desempeñar en las circunstancias actuales, frente a la COVID -19, tendremos en cuenta los siguientes hechos:
• Partimos de una situación altamente deficitaria.
• La edad es un factor de riesgo de carencia de vitamina D, pues igual que ocurre con otros sistemas, el mecanismo endógeno de producción se hace menos eficaz. Un hecho destacable en esta epidemia es la elevada mortalidad entre los ancianos. Entre las patologías muy prevalentes en estas personas tenemos la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC),que se caracteriza, al igual que en los fumadores, por presentar unos niveles elevados en los pulmones de la enzima convertidora de angiotensina II (ACE-2), que parece ser la enzima que utiliza el virus para penetrar en el pulmón. Niveles que en los exfumadores vuelven a la normalidad, por lo que es un buen motivo para dejar de fumar.
• Cuando se carece de inmunidad humoral específica por no existir contacto previo con un el SRSCOV2 o mediante inmunización artificial por una vacuna, la inmunidad celular, en la que interviene la vitamina D, es el principal mecanismo defensivo.
• Demostrada actividad antimicrobiana de la vitamina D mediante la producción de sustancias como la defensina y la catelicidina.
• Los aspectos de la fisiopatología de la enfermedad que agravan el cuadro, están relacionados con una reacción inflamatoria descontrolada, la llamada “tormenta de citoquinas”. La vitamina D actúa sobre las citoquinas para regular la respuesta inflamatoria.
• Contar con niveles séricos de 25-OH-vitamina D entre 40-60 ng/mL podría ser clave para evitar la hiperinflamación de la COVID-19.
• Numerosos estudios han demostrado que la administración de calcifediol (25-OH-vitamina D) mejora notablemente el pronóstico de la COVID-19 y reduce el riesgo de ingreso en UCI.
• De todo esto se deduce una fácil y eficiente solución: administrar suplementos de vitamina D, en las dosis adecuadas a cada paciente, de manera general, salvo por motivos médicos que lo desaconsejen.Y no olvidemos que la exposición al sol de una amplia zona de nuestro cuerpo, en condiciones fisiológicas normales, durante 20 minutos, puede hacer que sinteticemos 10.000 UI de vitamina D a partir del colesterol. De esta forma tendremos un doble beneficio, elevar los niveles de vitamina D y reducir el exceso de colesterol.

José Luis Espejo Lozano
Médico Especialista en medicina Familiar y Comunitaria
jespejolster@gmail.com

LOS PRODUCTOS CÁRNICOS AUMENTAN EL RIESGO DE DIABETES

Universidad Shizuoka

Científicos de la Universidad japonesa de Shizuoka investigaron el efecto de la elección de los alimentos sobre la incidencia de la diabetes del tipo 2, basándose en 15 estudios de cohorte. El consumo de productos cárnicos elaborados se mostró como un factor de riesgo importante en la aparición de la diabetes. En cambio, la toma de grasa vegetal, ácidos grasos poliinsaturados, magnesio y cafeína ejerce un efecto protector.
Murakami K et al: Effect of dietary factors on incidence of type 2 diabetes: a systematic review of cohort studies; J Nutr Sci Vitaminol (Tokyo). 2005 Aug; 51(4): 292-310
Abstract cortesía del Dr. Frederic Viñas

Analogía y homeopaticidad. A propósito de COVID19

analogia homeopaticidad covid-19

Introducción

Desde al menos Hipócrates, 2400 años atrás, en el tratamiento de afecciones se emplean agentes de efecto contrario o semejante a sus manifestaciones.

La observación de Hahnemann, hace unos 230 años, de que la quina produce síntomas similares a los del paludismo, y su interpretación de que a ello debe sus propiedades terapéuticas en dicha afección, se considera el punto de partida de la homeopatía.

El término homeopatía se ha desvirtuado hasta incluir casi cualquier cosa que se presente en gránulos, se anuncie como natural  y/o se tome en dosis pequeñas. Desprovistas de legitimidad y método, las seudohomeopatías de perfil consumista suplantan en la atención pública, actividad asistencial profesional, centros académicos y circuitos de investigación a la auténtica. Sirven, además, como señuelos útiles para su indiscriminada persecución y eliminación.

Preguntas

Partimos de una evidencia basada en la medicina: agentes terapéuticos producen efectos similares a los síntomas de las afecciones que tratan, con independencia del efecto inmediato intentado (contrario, semejante, heterogéneo…) y de su ámbito de aplicación.

Surge una pregunta:

1. ¿Se puede emplear tal relación de similitud en forma segura y efectiva?

La homeopatía clásica consiste en eso. Su propuesta principal es que, bajo determinadas condiciones y método, es seguro y efectivo tratar a pacientes con agentes que producen síntomas similares a la afección. Síntomas en sentido ampliado, que incluye cualquier manifestación de la enfermedad.

La aceptabilidad de una propuesta depende, entre otros, de que la información, datos, observaciones y experimentos que la sustentan sean reproducibles o, al menos, contrastables con lo observado y experimentado en otros ámbitos. En abordajes médicos convencionales y no convencionales se constata, ciertamente, el fenómeno: agentes terapéuticos y dolencias comparten síntomas. No obstante, no es objetivo prioritario investigarlo.

No corresponde aquí extendernos sobre la crisis por la que atraviesa lo que ha dado en llamarse medicina basada en la pomposa evidencia, en su propio campo de aplicación. Plagada de ambigüedades, limitaciones epistémicas y metodológicas, trampas, manipulación y corruptelas, una diosa con pies de barro se tambalea. Por otra parte, es llamativa la incongruencia de pretender que solo sean aceptables en “ciencia” metodologías de estudio creadas desde (y aplicadas en) el paradigma analítico, mecanicista y reduccionista dominante en medicina. Si queremos estudiar propuestas de investigación planteadas desde enfoques sistémicos, dinámicos y holísticos de salud, enfermedad y curación tendremos que adecuar metodologías. En su cerrazón, el desatino pide (a menudo, exige) algo más que la luna: que un microscopio mapee el cosmos.

Volviendo a la reproducibilidad de la analogía entre fármacos/agentes terapéuticos y dolencias:

2. ¿Producen los agentes de efecto “contrario” síntomas similares a las afecciones en las que son empleados?

Publiqué sendos artículos de lo que, a falta de mejor término, llamé homeopaticidad de la terapéutica convencional1, 2. Me referí a diferentes grados, niveles y mecanismos de similitud entre efectos paradójicos (análogos) de fármacos y las afecciones en las que se aplicaban y –en su mayoría– se siguen aplicando. Ello invalida una interpretación simplista del principio de similitud, lo que incomoda tanto a homeópatas como a alópatas. El asunto se complica aún más en la medida en que el mismo se produce no solamente entre fármacos/agentes medicinales y dolencias, sino también entre afecciones distintas pero con manifestaciones similares, que pueden concurrir en el mismo paciente.

Debo insistir: no afirmo que un antihipertensivo al uso actúe homeopáticamente por su potencial exhibición de síntomas similares a, por ejemplo, una crisis hipertensiva. Simplemente, que los exhibe. Y que debería prestarse más atención a ello.

En esta comunicación, presento analogías existentes entre la pandémica enfermedad por coronavirus (COVID19) y algunos agentes empleados hasta finales de enero de 2021 en ámbito convencional con mayor o menor fortuna, duración y extensión. Tal relación es meramente nominal. No pretende inferencia alguna ni respecto a la posible aportación a su efecto terapéutico (en cualquier sentido) de su posible homeopaticidad, ni al desconocido impacto en el beneficio o perjuicio globales de los pacientes tratados. De nuevo, todo queda pendiente de investigación.

Reflexión

Cualesquiera sean el valor y la utilidad que posibles, aunque improbables, investigaciones futuras otorguen al fenómeno, vemos también analogías entre la COVID19 y sus tratamientos. Más de dos siglos después de la referida observación relativa a la quina, la terapéutica convencional continúa ofreciendo muestras de la semejanza entre fármaco y enfermedad. Desde tratamientos bien asentados en práctica clínica hasta los experimentales. Esta relación no queda anulada por el hecho de que, a diferencia de las personas preferentemente sanas de las experimentaciones homeopáticas, sean generalmente pacientes en tratamiento con tales agentes quienes, a veces, exhiben los efectos “paradójicos”, es decir, similares a la afección tratada.

La investigación del potencial beneficio del empleo del principio de similitud debe incorporar el bagaje aportado por 8 generaciones de prácticos clínicos en el campo de la homeopatía clásica, las aportaciones desde ámbitos médicos no convencionales como higienismo y naturismo, y las del ámbito convencional. Éste viene estudiando las múltiples variables y modos condicionantes del efecto farmacológico similar, como hormesis; la diversidad de respuesta dosis-, concentración- y receptor-dependiente; los predictores de predisposición y respuesta individuales (sistema HLA, farmacogenómica…); la importancia del terreno (edad, sexo, estado nutricional, factores ambientales, tratamientos previos…), condicionando efectos contrarios ante el mismo agente, y otras aportaciones más recientes.

   Cuando hablamos de salud, enfermedad y curación en medicina hablamos de personas. Es decir, de sistemas adaptativos complejos en continua, dinámica e integradora interacción con sus medios externos e internos. La fragmentación de fenómenos complejos para el estudio aislado, descontextualizado de sus partes deviene a menudo insuficiente para su comprensión y manejo. Nos aleja también de la realidad del paciente concreto, en la medida en que éste es sustituido por abstracciones genéricas, apilamiento de mecanismos y abordajes terapéuticos estandarizados. Corresponde entonces ampliar visión y metodologías. El empleo de agentes terapéuticos de efecto similar a la afección es fenómeno complejo donde los haya.

Queda mucho por hacer. Ayudarán, entre otras necesarias, aportaciones aplicables a la medicina desde la llamada ciencia de la totalidad3. Serán decisivas la cancelación de prejuicios infundados; la liberación política y social de la insostenible presión “científica” del Mercado; la puesta de recursos al servicio de las necesidades sanitarias reales, y la resuelta disposición de una Medicina autónoma a buscar soluciones al margen de intereses ajenos al bien del paciente.

Analogías en COVID19

  1. COVID19: síntomas/signos frecuentes y raros (Fuente: Organización Mundial de la Salud):

Fiebre, tos seca, cansancio, confusión, irritabilidad, merma de conciencia.

Ansiedad, depresión, trastornos del sueño.

Dificultad para respirar o sensación de falta de aire, incapacidad para hablar o moverse, dolor u opresión en el pecho. Dolores musculares o articulares. Escalofríos, vértigo, Congestión nasal, cefalea, conjuntivitis, dolor de garganta. Pérdida de apetito, transaminasas elevadas, náuseas o vómitos, diarrea.

Pérdida de gusto y olfato, erupciones cutáneas, cambios de color dedos manos y pies.

Enfermedad tromboembólica venosa, accidentes cerebrovasculares.

Inflamación del cerebro, estado delirante, lesiones neurales.

  • FÁRMACOS: efectos adversos o exposición (Fuentes: Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, European Medicines Agency y Asociación Española de Pediatría):
Hidroxicloroquina: Dificultad respiratoria, cefalea. Disminución del apetito náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, transaminasas elevadas. Delirios, cambios en el estado de ánimo. Neuromiopatía. Cambios en el color de la piel. Vértigo. Erupción cutánea.
Remdesivir: Cefalea, erupción. Náuseas, transaminasas elevadas.
Metilprednisolona: Cefalea, debilidad muscular mareos, vértigos. Malestar abdominal, aumento de transaminasas. Problemas psiquiátricos, alteraciones del sueño. Manchas en la piel. Aumento de coágulos en la sangre. Aumento del riesgo de infección.
Baricitinib/ tocilizumab: Infecciones del tracto respiratorio superior, tos, disnea, neumonía. Cefalea. Náuseas, dolor abdominal, aumento de transaminasas, gastroenteritis. Embolia pulmonar.
Ivermectina: Fiebre, astenia, mialgia, artralgia. Tos, disnea, dolor torácico. Cefalea, mareos, vértigo, Dolor abdominal, anorexia, náuseas, vómitos, diarrea, aumento de transaminasas. Encefalopatía, convulsiones, dolor, parestesia. Irritación cutánea, erupción. Conjuntivitis.
Vacuna Pfizer/BioNTech (a fecha enero de 2021): Fiebre, mal estar general, astenia, escalofríos, cefalea, mareos, artromialgias. Náuseas.
Cetirizina: Debilidad, fatiga, malestar general. Alteración o pérdida de gusto, dolor de garganta, secreción nasal o nariz tapada. Cefalea, mareos, somnolencia, insomnio, vértigo. Diarrea, dolor de estómago, pruebas de función hepática alteradas. Agitación. Convulsiones. Confusión.
Azitromicina: Fiebre, malestar general, astenia, artromialgias, cefalea. Tos, disnea, dolor en el pecho, respiración sibilante, neumonía. Dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, cambios en los enzimas hepáticos. Cambios en el sentido del olfato (anosmia, parosmia); del sentido del gusto (disgeusia, ageusia). Cefalea, mareos, vértigo Inflamación de la garganta (faringitis), nariz congestionada (rinitis). Somnolencia. Confusión, alucinaciones, convulsiones.
Colchicina: Náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, alteraciones hepáticas.

Referencias

1Trazas de homeopaticidad en Medicina interna.  Rev Esp Hom, 2001: Nº 11, 19-23.

2Efectos paradójicos: más de homeopaticidad en farmacoterapia convencional. Rev Hom, 2005: Nº 55: 22-24.3La naturaleza como totalidad. La visión científica de Goethe. Henri Bortoft. Atalanta, 2020.

Marino Rodrigo

Médico urgenciólogo

Especialista en Medicina Interna

Máster universitario en Homeopatía

Profesor clínico asociado de Medicina

Gabriel Contreras Alemán

gabriel contreras

Con motivo del Centenario del nacimiento del Dr. Gabriel Contreras Alemán (26 de noviembre de 1920), aunque siempre lo tenemos presente, hoy queremos rendirle un cariñoso homenaje con la reproducción de un texto autobiográfico y un artículo suyo, sobre gimnasia, publicado en 1952 en la revista CUADERNOS DE BIONOMÍA, editada entre 1948 y 1968.

Gabriel Contreras Alemán, fue Presidente de la Asociación Española de Médicos Naturistas

Reflexiones mínimas sobre criterio y vocación médico-naturista

Motivaciones explicativas sobre el criterio y la dedicación médico-naturista, las hay de diversa índole. Entre ellas, sería ingenuo, y torpe, ignorar o no tener en cuenta, las meramente <<interesadas», crematísticas, coyunturales. En mi caso, fueron dos los condicionantes que decidieron, de manera inequívoca-definitiva, y, por razones históricas <<contra corriente>>, mi adhesión teórico-práctica, profesional, vital, a tal criterio y actitud médica. Una: personalísima. Estado de salud en extremo precario (hace 50 años) , no enderezable por ninguno de los <<remedios>> prescritos, a nivel de profesores universitarios, en la Facultad donde cursé mis estudios, con la paulatina/inevitable decepción del enfoque y recursos oficiales / académicos utilizados.

Otra: el acceso (para mí providencial, puesto que no se debió a mérito personal alguno) , a textos de maestros clásicos del Naturismo médico europeo del presente siglo (P. Carton, Ruiz-lbarra, Alfonso) que, al tiempo que abrieron un horizonte de complementariedad médica, antes insospechado, propiciaron la regeneracion psico-física de lo que mi naturaleza fue capaz, haciendo posible que hoy, y ahora, disfrute de un grado de salud (con todas sus posibilidades de acción) , imparangonable con la miseria vital que era mi vida en la década 40-50.

Finalmente: el comienzo de mi actividad profesional en Librilla (Murcia) , partido médico <<cerrado», donde al no existir más que un solo médico, éste había de hacer frente a todo tipo de patologías, hizo posible que, con gratificante frecuencia, se pusiera en práctica el criterio médico naturista, sin que los interesados, de un nivel cultural de bajo a nulo, tuviesen la menor conciencia de la naturaleza del tratamiento empleado.

A partir de 1950, en Málaga, la dedicación plena a la Medicina naturista (en medio de la incomprensión y no infrecuente desprecio de algunos «compañeros>>) no hizo ni hace otra cosa sino extender el campo de acción, influir en la actitud mental colectiva, de manera positiva, respecto del criterio médico naturista, pudiéndose hablar de un presente reconfortante (que facilita olvidar y superar las heridas del pasado) , y de un futuro de integración enriquecedora, que, confío en ello, propiciará que el trigo limpio desplace a la mala yerba, con tantos nombres, siglas y diplomas disfrazada, y que constituye una rémora / lastre, a superar y erradicar.

ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS

  • El doctor Gabriel Contreras Alemán ha  Además de pediatra, fue uno de los pioneros de la medicina naturista en España.
  • Nace en Librilla (Murcia) el 28-XI-1920.
  • En 1947 obtiene la licenciatura en Medicina y Cirugía en la Universidad de Salamanca.
  • En la capital de España, fue discípulo de Pedro Laín Entralgo, que enseñaba Historia de la Medicina, y del eminente doctor Marañón. Asimismo, fue a la Escuela Nacional de Puericultura, que dirigía Francisco Zamarriego, lo que le permitió formarse como pediatra.
  • Ya con el título en su poder, regresó a Librilla para hacerse cargo de forma provisional de la plaza de médico. Fue su primera experiencia real con pacientes, salvo la que había tenido viendo enfermos de cama en cama acompañando al doctor Marañón. «Mi pueblo tenía unos 1.500 habitantes. Yo era médico por la mañana, por la tarde y por la noche. A cualquier hora me llamaban», explicó al diario SUR en un reportaje publicado en 2010. Los casi dos años que hizo ese trabajo le resultaron muy valiosos. Fue cuando empezó a aplicar tratamientos de medicina naturista en sus pacientes, «con un porcentaje de curación elevadísimo».
  • Gabriel Contreras llegó a Málaga en noviembre de 1949. En esa decisión tuvo mucho que ver su amigo Silverio Palafox, que había dado una conferencia en la Sociedad Económica de Amigos del País, y le dijo que aquí había un buen campo para desarrollar la medicina naturista. «Vine a Málaga en plan quijote, porque no conocía a nadie. Al principio, no tenía pacientes. Tuve que estirar al máximo las 25.000 pesetas que traía para mantener a mi familia», afirmó. El primer enfermo que trató padecía psoriasis. Fue el punto de arranque de una larga trayectoria en su consulta, entonces situada en Muelle Heredia, 10. «No sólo no me arrepiento de haberme establecido en Málaga, sino que fue un acierto», señaló el doctor Contreras.
  • Para garantizarse unos ingresos fijos, se presentó a unas oposiciones de pediatría. Las superó (obtuvo el número dos) y empezó a trabajar en la Caja Nacional, en la calle Córdoba, labor que realizó durante treinta años, sin dejar nunca su actividad privada como médico naturista.
  • Médico puericultor, durante treinta años ejerció como pediatra.
  • Médico pediatra de la Seguridad Social (1959·1986) .
  • Inspector médico del Instituto Social de la Marina, Málaga, (1968·1986) .
  • Presidente de la Asociación Profesional de Médicos y Farmacéuticos de San Cosme y San Damián, Málaga, (1968-1979) , y presidente de la tristemente desaparecida sección colegial de médicos naturistas, homeópatas y acupuntores del Colegio de Médicos de Málaga, del que es Colegiado de Honor.
  • Subdirector de Cuadernos de BIONOMíA en su etapa fundacional.
  • Miembro fundador de la Sdad. Española de Historia de la Medicina (Laín Entralgo) y de la Asociación Iberoamericana de Medicína (Prof. Orozco, Cádiz).
  • Secretario fundador de la AEMN,  tras ocupar durante 12 años la presidencia de la Asociación Española de Médicos Naturistas fue nombrado presidente de honor de la misma.
  • Colegiado Honorífico (Consejo Superior de Colegios Médicos de España) .
  • Miembro de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas.
  • El Dr. Contreras, que realizó un Master en Medicina Sofrológica y que también se formó en Acupuntura médica, ha dirigido y organizado en el ámbito universitario e institucional diversos cursos y seminarios relacionados con las alternativas sanitarias, especialmente con la Medicina naturista; en otros ha participado como profesor asociado, por ejemplo en el Master en Medicina Naturista de la Universidad de Granada.
  • Se doctoró por la Universidad de Granada.
  • Casado y con ocho hijos (dos de ellos médicos), era uno de los especialistas en medicina naturista de mayor prestigio de España.
  • Su libro Medicina naturista, mitos y realidades, logró muchos elogios. El doctor Contreras también escribió Cómo vivir sanos en un mundo enfermo, en el que daba una serie de recomendaciones y consejos beneficiosos para la salud.
  • Falleció el martes 19 de abril en Málaga a los 95 años.
  • Sus restos mortales reposan en su pueblo natal: Librilla (Murcia)

CUADERNOS DEBIONOMIA XVI   VOLUMEN IV   INVIERNO 1952

HIGIENE INDIVIDUAL: DIEZ MINUTOS DE GIMNASIA

Aceptando como punto de partida, en lo concerniente a nuestra salud, la naturaleza frugívora del hombre, con sus modificaciones y adaptaciones ancestrales, que le convierten, biológicamente, en un ser vegetariano, se deduce, en lógica consecuencia, que dicha alimentación vegetariana, racional y sabiamente ordenada, es la premisa, la conditio sine qua non de la salud, entendiendo por ésta el verdadero equilibrio y armonía de nuestras funciones, y distinguiendo siempre, para no llamarnos a engaño, esa salud en abstracto -que para muchos consiste en la robustez, músculo, exhibición, apariencia . . . , de lo que en realidad es, repetido ya hasta la saciedad; es decir, grado de equilibrio, de normalidad, de <<salud>> (discúlpese la redundancia) de que cada cual es susceptible, distinta a los demás, aun con toda fidelidad a los preceptos higiénicos. Lo cual nos indica como de paso -según llevamos dicho- lo equivocado y peligroso del intento de emulación, o record, o de vana comparación, en lo concerniente a la salud, que es, y así tiene que ser, asunto personal e intransferible.

Pero la alimentación racional, con ser la primera y más sólida piedra en el edificio de nuestra fisiológica armonía, de nuestra salud, no es el edificio entero. Y aún sería una piedra que correría peligro de verse malbaratada, si a la larga se descuidaban los restantes compartimientos del edificio, que no es de piedra, ni la cúpula, ni lo demás, sino un todo, constituyendo indivisible y dinámica unidad.

Varios aspectos de la higiene corporal adquieren singular relieve en la conservación y mejoramiento de nuestra salud.

Queremos llamar hoy la atención sobre la conveniencia, casi necesidad, de practicar de manera cotidiana el ejercicio metódico o gimnasia, que es el mejor medio -aunque no el único- de mantener a <<tono>> la elasticidad, desarrollo y vigor de nuestro sistema muscular, tan importante en la economía orgánica, evitando con ello el <<aburguesamiento» de las células, tejidos y vísceras que es tanto como decir del organismo todo.

Señalamos que, aunque fundamental y básica, no es el todo la práctica de una alimentación adecuada. En efecto: la vida social moderna, con sus mil complejas necesidades, impone muchas veces -las más, desgraciadamente- un modo de vivir que, por su falta de biológico equilibrio, expone al organismo, en el devenir del tiempo, a toda suerte de peligrosas desviaciones. Quizá el mejor botón de muestra de este hecho se nos ofrece contemplando el lamentable aspecto exterior de tantos seres humanos que, desposeídos de sus ropas, exhiben una figura antiestética, depauperada u obesa, anémica -extremo distal de la clásica armonía y belleza helénicas-, donde la musculatura ha quedado reducida a su más mínima expresión, si es que no llegó ya a un grado de peligrosa atrofia, preludio de verdadera ruina fisiológica.Encontramos la expresión de esta realidad en los frecuentísimos trastornos digestivos, metabólicos o nutritivos que, bajo un extenso polifacetismo clínico, padecen innumerables personas de vida sedentaria, o de profesiones en las que se ejercita hasta la hipertrofia una función concreta y úníca, con grave abandono y riesgo vital de las restantes; es decir, con peligro de la armonía vital, cuya expresión fisiológica es la salud. En el mismo sentido podría señalarse el fracaso aparente de muchos vegetarianos desnutridos o dispépticos, que, sin acabar de comprender íntegramente el problema bionómico de la salud, se limitaron a un cambio de hábitos alimenticios -tal vez unilateral o incorrecto- y descuidan otros importantes aspectos higiénicos, como el del ejercicio metódico, que hoy señalamos.

El dependiente, el hombre de oficina o despacho, o el profesor, que trabajan con el cerebro, pero no ejercitan conscientemente su sistema muscular (observación extensiva a la mayoría de profesiones o actividades) , se preparan a sí mismos el terreno propicio a la enfermedad crónica o a debatirse entre las miseriucas de una salud precaria. Lo cual se traduce, en ambos casos, más o menos abiertamente, por un ahogamiento de las posibilidades vitales, por el infrarrendimiento individual, que es, en definitiva, el más directo responsable de que tantas veces queden incluso en nada los mejores y más nobles propósitos de nuestro espíritu, así como de las obstrucciones y dificultades sociales de todo orden. (Posiblemente, sólo cuando se vuelva la atención a esta tremenda e innegable realidad, se comprenderá el sentido ético y espiritual de la higiene física, y se cuidará con la jerarquía y cardad que merece, sin paganos prejuicios, a nuestro <<hermano cuerpo>>, de cuya armonía y salud depende, en el orden natural, biológico, su buena disposición para la misma virtud.)

Naturales y explicables son los trastornos ocasionados por la inactividad y falta de cultivo físico, por cuanto la atrofia de la musculatura conduce lentamente a una circulación sanguínea defectuosa, con todas sus consecuencias: lentitud y fatiga en los fenómenos de nutrición celular y combustiones orgánicas, y dificultades de asimilación y eliminación, que se traducen por alteraciones nutritivas y desviaciones del <<tipo>> normal: desnutrición u obesidad, ambos expresión de una causa común: la intoxicación, en su acepción más amplia. Todo esto ocurre, y es a lo que se está expuesto en mayor o menor grado, según circunstancias, cuando la vida es sedentaria y se yace en la inactividad física, pese a una correcta alimentación. Puede suponerse lo que ocurrirá -que es lo que comúnmente sucede- cuando, junto al factor reseñado, la alimentación es puramente instintiva, es decir, irracional. . . y a la par de ella -como es lo ordinario- acompaña el uso de los consabidos excitantes, alcohol, tabaco, etc., etc.

Entendemos por inactividad física, al objeto que nos anima, la falta de ejercicio dirigido y ordenado, cuyo pape) es fácil y casi perfectamente llenado, en la propia casa, por la gimnasia. Es decir: puede suceder-y de hecho sucede así- que coexista una vida agitada y movida, con una total inactividad física, entendida al modo que venimos diciendo. Y así lo confirma la experiencia cuando, estudiando la conformación de personas que, por sus actividades, pueden llamarse personas de «acción», observamos la desaparición casi absoluta de sistemas musculares tan importantes como los pectorales, escapulares, deltoides, bíceps, etc., etc., que, por su situación topográfica -a más de las razones generales expuestas-, ocupan, algunos de ellos, un papel importante en la mecánica respiratoria.  Razonamiento que, por extensión, podría aplicarse a los músculos del abdomen y demás regiones orgánicas.

La gimnasia compensa, tanto más cuanto más acertada e insistentemente se practique, las deficiencias de la vida antifisiológica, y es un medio sencillo, al alcance de todos, para elevar el potencial individual de salud y la eficiencia profesional y personal. No decimos que sea el único medio. Ciertos deportes constituyen un ejercicio completo (la natación sobre todo, el baloncesto, el tenis, el alpinismo, etc.), pero sí afirmamos que es quizá el medio más asequible para quien no dispone de medios ni tiempo para los restantes.

La sensación devigor y elasticidad, de satisfacción – preludio de notables beneficios orgánicos – que proporciona el uso de la gimnasia es algo que compensa con creces el esfuerzo volitivo que supone su práctica.

Puede afirmarse que la mayoria de las personas, o talvez todas, necesitan de modo imperioso la práctica de la gimnasia, como coadyuvante poderoso y de singular relieve al buen estado físico y mantenimiento de la salud. Respecto a la mujer, quizá no exista otro medio de más garantía y eficiencia, para la belleza de buena ley-que es laque vale y la que dura-, que el proporcionado poruna práctica perseverante de la misma.

Su ejecución no requiere instalación especial. Es sencilla, casera, y no precisa más quede un esfuerzo de voluntad a la hora de levantamos. Mas dicho esfuerzo desaparece espontáneamente, y se convierte en una sensación de agradable dominio de nosotros mismos, tras los primeros movimientos.

Determinar las particularidades gimnásticas propias de cada caso es cosa del médico o persona competente, que lo señalará según la conformación y detalles orgánicos del sujeto. Pero siempre se huirá de los sistemas que tienden más a la fonnación de «atletas» que los que buscan el desarrollo armónico del organismo. Tal vez en este sentido-entre otros muchos y buenos- Mi Sistema, de Muller (para niños y adultos de uno u otro sexo), sea el que reúne, entre los publicados, las óptimas condiciones de recomendabilidad. Pues no todos por desgracia pueden disponer de lo preciso para un método natural perfecto, como el de Hebert,

¿Cuánto tiempo debe durar la gimnasia matinal? Algo más los gordos. Menos los flacos, según límites que, tras los primeros días, el propio organismo señalará con sus reacciones de bienestar o fatiga. No obstante, diez, quince o veinte minutos, aprovechados convenientemente, será bastante para mantenemos en forma». Lo que no podrá excusarse casi nunca será la reacción hidroterápica consiguiente, que, tras la sudoración anterior, constituirá una veniadera gimnasia de la epidermis, insustituible complemento del ejercicio.

¿Cuándo practicar la gimnasia? Al principio, durante las dos primeras semanas, en que los ejercicios deben ser más breves, menos enérgicos, no existe serio inconveniente en que dichos ejercicios se practiquen a cualquier hora. Después de pasado dicho tiempo, la gimnasia debe hacerse siempre con el estómago vacío, o después de transcurrir dos horas de la última toma de alimento. En cuanto al momento, cualquier hora del día es buena, siempre que se hagan a hora fija, con lo cual se conseguirá la regularidad y la creación, no de una rutina, sino de un hábito consciente. No obstante, creemos que la mejor hora para practicarla es por la mañana, nada más levantarse de dormir, porque, aparte otras ventajas, tiene la de preparar el organismo para una mejor jornada, como lo confirma la agradable sensación orgánica experimentada tras el ejercicio.

¿Dónde hacer la gimnasia? No cualquier sitio es adecuado. Lo ideal sería al aire libre, en paraje abierto y entre árboles. Pero como nos referimos a la gimnasia que ha de verificarse en casa, sí es requisito indispensable que se haga en habitación perfectamente ventilada. Si la habitación es la misma en que se ha dormido con insuficiente ventilación, debe airearse antes durante diez o quince minutos. La gimnasia hecha con aire enrarecido, sería perjudicial, sin género de dudas.

Lo mejor al practicar la gimnasia es no llevar otra prenda que un pantalón corto y holgado. Si, por cualquier motivo imperioso de pudor, vecindad indiscreta (al tener que practicarla con balcones abiertos), etc., etc., no pudiese realizarse en dichas condiciones, hay que procurar una indumentaria ligera, sin cinturones, ligas ni vestidos apretados.

Como dijimos, los primeros días o semanas de gimnasia -sobre todo si el que la inicia llevaba una vida extremadamente sedentaria-, pueden originar una sensación de fatiga, más o menos acentuada, que carece de importancia, y que no es más que la expresión de una readaptación de articulaciones y músculos a una vida más en consonancia con su fisiología. Si, no obstante, esta sensación produjera intensa depresión, bastará con intercalar pequeños momentos de reposo al día, en posicion horizontal, o suprimir la gimnasia uno o dos días. Al continuarla posteriormente, la adaptación será rápida y fácil.

¿Tiene contraindicaciones la gimnasia? En líneas generales podríadecirse rotundamente que no.Ahora bien; al apuntar anteriormente que no puede ser lo mismo para gordos que para flacos, en cuanto a su duración, se deduce que, en mucho mayor grado, no puede ser practicada de igual modo por un individuo robusto que por otro débil Mucho menos perun enfermo. Poreso repetímos que-sobre todo en casos patológicos será casi siempre preciso el consejo del médico o persona competente, pues de igual modo que su práctica ordenada y científica reporta beneficios incalculables a la economía orgánica, la desorientación y falta de método, la práctica instintiva de la misma, puede conducir a resultados totalmente desfavorables, encaso de individuos enfermos. la regla de la prudencia, tiene aquí un matiz especial y destacado.

Introducirse en la práctica de la gimnasia, de un modo gradual y progresivo, sin precipitaciones, ni saltos bruscos, de tal modo que el organismo se acostumbre a ella «Sin sentirlo». He ahí la clave del éxito.

La confianza en el paciente.

confianza en el paciente

Es muy habitual oír que el paciente, si quiere curarse, necesita tener confianza en su médico. La confianza en el médico es un valor que se está perdiendo y está siendo sustituido por la confianza en el equipo quirúrgico famoso, en el famoso centro hospitalario o en el medicamento novedoso y carísimo. Pero finalmente son formas de la confianza cuyo sujeto es, en todos los casos, el paciente. En el otro lado de la ecuación están los médicos y, en general, todo el estamento sanitario. Ellos, al igual que los pacientes, también confían en la tecnología médica diagnóstica y quirúrgica, en los potentes medicamentos de síntesis y, ¡cómo no!, en ellos mismos. En el paciente no confía nadie. A nadie parece importarle.

Pero es necesario confiar en el paciente. Hemos dicho más de una vez que no hay ninguna medicina que cure. Hay medicinas que permiten al organismo curarse, que facilitan ese proceso. También hay medicinas que parecen dificultar la curación, pero de esas hablaremos en otra entrada. En el mejor de los casos, como digo, las medicinas facilitarán la curación del organismo, pero es el organismo el único que puede curarse.

¿Y quién es el organismo? En efecto: el paciente en persona. Si esperamos que un paciente resuelva una situación patológica, en especial cuando es grave, y no confiamos en él, en su innata capacidad curativa; si entre la curación de un enfermo y el médico cuya obligación es ayudarle a curarse se interpone, por ejemplo, un pronóstico infausto en el cual el médico cree más de lo que cree en su enfermo, entonces, ¿quién estará de parte de ese paciente frente a la enfermedad?, ¿quién lo guiará? Ese enfermo está en una situación aún peor que la de aquél que no tiene médico: tiene un médico que lo ha condenado. ¿Quién podrá ayudarlo?

La confianza en el paciente se perdió con el advenimiento de la medicina de síntesis: el medicamento lo hace todo y el enfermo nada, ¿por qué habría que confiar en él?, ¿para qué, si ya el médico y la fábrica de medicamentos le van a dar el trabajo hecho? La relación perfecta entre médico, naturaleza y enfermo, desapareció. El paciente se ha vuelto irrelevante. Los remedios que la naturaleza ofrece para resonar con las necesidades del enfermo (en su propia naturaleza) y cuyo conocimiento el médico atesora, quebró definitivamente. Sin embargo, por alguna razón, los enfermos siguieron confiando en los médicos. La medicina se institucionalizó, aparecieron los protocolos diagnósticos y terapéuticos y el médico se convirtió en un intermediario entre la industria y los usuarios. Su virtualidad como médico desapareció casi por completo. Y los enfermos siguieron confiando en los médicos, pero cada vez menos.

Ahora, los mismos poderes que liquidaron la confianza en el paciente, necesitaban liquidar la confianza en el médico. Para ello, estimularon la enemistad entre pacientes y médicos creando alrededor de estos últimos un ambiente de culpabilidad centrado en la mala praxis. Resulta bastante curioso que, en un momento en que los médicos se ven constreñidos a hacer exactamente lo que se les manda, en el que la libertad terapéutica (principio volcado al bien de los enfermos y antaño sagrado) no pasa de ser una fórmula vacía, precisamente ahora que no pueden hacer nada por sí mismos, se les quiera responsabilizar social y judicialmente por los fracasos. Pero no hay que preocuparse: los que así actúan no tienen nada contra los médicos, hacen lo que hacen por el negocio. Ahora se trata de que la industria dictará, como lo ha hecho los últimos cien años, los protocolos clínicos. Pero más que nunca. Los médicos se limitarán a cumplirlos porque si no lo hacen incurrirán en mala praxis, pero si son obedientes y algo sale mal estarán protegidos por el sistema: han seguido los protocolos.

El médico y el enfermo han dejado de ser amigos. Peor aún: para mayor gloria de la industria, han dejado de reconocerse mutuamente como tales. No confían ya el uno en el otro. El médico se refugia en los protocolos y los equipos (medicina defensiva). El paciente se refugia en la desconfianza, las reclamaciones y las demandas. Curiosamente, los protocolos se mantienen al margen de toda duda. Y eso a pesar de que algunas encuestas nos dicen que, en los Estados Unidos, los medicamentos son la tercera causa de muerte.

Pero no todos los médicos han sucumbido ante el poder de la industria. Hubo muchos que mantuvieron criterios médicos independientes, incluso dentro del sistema. Lamentablemente, con el tiempo esos médicos han ido siendo cada vez menos y nombres como Marañón, Jiménez Díaz o Letamendi nos evocan algo así como la última frontera entre la medicina clínica y el caos. Sus discípulos ya no pudieron brillar con la misma intensidad que ellos.

Existió otra línea de médicos que, más humilde y escondidamente, siguieron la tradición de la vieja medicina: los médicos naturistas. Conocedores de la hidroterapia, de la fitoterapia y de la dietética, han prestado y prestan un impagable servicio a la sociedad ayudando a sanar a sus pacientes y estableciendo de nuevo los viejos vínculos de confianza mutua.

Y los homeópatas, que a lo largo de más de dos siglos han mantenido la tradición hahnemanniana gracias a la cual han ayudado en innumerables y sorprendentes curaciones, lo que finalmente ha provocado el feroz ataque de sus detractores, precisamente esos mismos cuya felicidad estriba en los protocolos farmacéuticos a los que aplican el interesante calificativo de científicos.

Como homeópata escribo estas líneas. Como homeópata, confío en mis pacientes porque tiene que ser así: ellos son los que curan. Muchos de ellos confían en mí, lo cual me enorgullece. Entre el médico homeópata y su paciente no sólo se establece esa confianza, sino aquella relación perfecta a la que antes me refería, basada en tres soportes: la naturaleza (de los remedios), la naturaleza (del paciente) y el médico. Así lo podemos ver en Hahnemann, que establece, ya desde el parágrafo 3 de su Órganon, los tres saberes del médico:

1-El conocimiento de lo que debe ser curado en la enfermedad individual (conocimiento del paciente).

2-El conocimiento de lo que hay de curativo en cada medicina en particular (conocimiento de las medicinas)

3-El conocimiento de cómo debe aplicarse lo uno a lo otro, de manera que se siga la curación (conocimiento de la ley curativa o ley de semejanza).

El médico que posee esos tres saberes y además sabe eliminar los obstáculos que se oponen a la curación (higiene), es, en opinión de Hahnemann, un verdadero médico. El médico que posee esos saberes, añado yo, se ve en la necesidad de confiar en su paciente porque en el enorme y misterioso escenario de la vida, la enfermedad y la salud, el médico es tan solo un mediador, un auxiliar, un espectador privilegiado que, sin el paciente, sin la energía del paciente, sin su determinación de vivir en armonía, jamás podría por sí mismo conseguir la más mínima de las curaciones.

Doctor Emilio Morales

LOS ALIMENTOS VEGETALES MEJORAN EL CONTROL DE PESO

vegetales que mejoran el peso

Científicos de la Tufts University en Boston investigaron el riesgo de sobrepeso ante diversos tipos de alimentación. Los veganos presentaron el menor riesgo con bastante diferencia, seguidos de los lacto-vegetarianos y de los llamados semivegetarianos.

De todo ello, resulta la recomendación de que para el control de peso se deben tomar más alimentos vegetales y menos alimentos de origen animal.

Newby PK et al: Risk of overweight and obesity among semivegetarian, lactovegetarian, and vegan woman;

Am J Clin Nutr. 2005 Jun; 81(6): 1267-74

Abstract cortesía del Dr. Frederic Viñas

Vacunar o no: ¿Es esa la cuestión?

vacunarse si o no

Vacunar o no:

¿Es esa la cuestión?

Recopilación

Marino Rodrigo

Médico

Vacunas, 1

Mimetismo molecular y autoinmunidad, 3

Gripe, inmunidad y enfermedad, 7

Eficacia y seguridad: vacunas en su contexto, 13

Acontecimientos adversos post-vacunales, 21

Vacunas, infección y homeopatía, 30

Encefalitis post-vacunación antigripal, 38

Publicado en Diario de Noticias, 16 de junio de 1994

Vacunas

Al escribir sobre vacunación rutinaria (como siempre que se me pide opinión al respecto), mi único propósito es compartir datos y reflexiones sobre este importantísimo y delicado asunto. No es mi propósito manifestar o promover una “decidida” posición a favor o en contra. Este tipo de polarizaciones rígidas en asuntos de salud pública en nada benefician el clima de tolerancia y colaboración deseable para un provechoso intercambio de impresiones, conocimientos y experiencia entre responsables de la Sanidad Pública, profesionales sanitarios con distintos enfoques, usuarios de la vacunación, etc. Tampoco es mi intención alarmar o de otra forma perturbar.

   Ya entrando en materia, vemos levantarse ampollas cada vez que alguien cuestiona públicamente la eficacia o seguridad de las vacunas. O cuando los medios de comunicación se hacen eco de (supuestos) graves efectos adversos post-vacunación. Todos los esfuerzos se dirigen entonces a tranquilizar a la población, lo que es muy loable, pero pocos a reconocer su existencia. Pareciera que todo el programa de vacunación se vería amenazado si las autoridades sanitarias o los especialistas reconocieran públicamente tales efectos. ¿O no? Pues no necesariamente. En EEUU, por ejemplo, se sigue vacunando la mayoría de la población, pero

Tras la aprobación del Decreto Nacional para la Indemnización de los Daños por Vacunación Infantil, en 1986, todo médico que administra vacunas está obligado a informar a los padres acerca de los posibles peligros de una reacción adversa antes de administrar la vacuna DTP –difteria, tétanos, tos ferina. Coulter y Fisher: DTP: A shot in the dark, 1991.

   Nada más nacer ya se le empieza a vacunar al bebé. Urge que desarrolle defensas contra cada vez un mayor número de enfermedades, y cuanto antes mejor. Pero a tan temprana edad están aún madurando los sistemas inmunológico y nervioso, quizás los más vulnerables al daño vacunal.

El aplazamiento en Japón de la vacunación DTP hasta los 2 años de edad resultó en un espectacular descenso de hasta el 90% de los graves y mortales efectos adversos vacunales. Neustaedter: The Inmunization Decision, 1990.

   Al mismo tiempo que parece haber un consenso sobre la urgencia de vacunar cuanto antes, desconocemos la incidencia real de las enfermedades correspondientes en poblaciones, como la nuestra, en que la vacunación es masiva. Sí sabemos que las gráficas de mortalidad por tos ferina, sarampión, etc., SIGUEN disminuyendo desde que se vacuna contra ellas, como ya venían disminuyendo desde el siglo XIX, desde mucho antes de la vacunación.

En la provincia de Barcelona, donde hace años se suspendió la vacunación BCG, se conoce el Riesgo Anual de Infección, que para el año 1984 era de 0,21/100.000. Al resto del país le vendría bien una política sanitaria que decidiese la supresión de la vacunación indiscriminada, lo que facilitaría las cosas a medio plazo, permitiendo establecer en pocos años la situación real de la enfermedad (tuberculosis). R. Rey Durán: Boletín de Información Terapéutica de la Seguridad Social, 1987.

   Tampoco podemos reconocer con razonable certeza qué individuos están más expuestos a verse afectados por graves efectos vacunales a corto, medio y largo plazo. Alguien pudiera decir: Entonces, vacunemos a toda la población, pues los afectados son minoría. Pero este mismo argumento apoyaría, con al menos tanta lógica, un proceder bien distinto: como no se puede prevenir que los más susceptibles reciban grave daño, mejor será reservar la vacuna para los más expuestos a contraer la enfermedad correspondiente, que serán (excepto quizás en riesgo de epidemia) una minoría.

Protección vacuno-dependiente

   Muchas son las cuestiones de orden epidemiológico, biológico, sanitario, económico y social que habrán de ser replanteadas y actualizadas. Sabemos, por ejemplo, de las trabas a niños no vacunados según el calendario vacunal para entrar en ciertas guarderías y escuelas. Cuesta comprender por qué constitucionalmente no se puede discriminar a nadie por razón de sexo, raza, etc., y sí por no estar vacunado. El pequeño que recibe la vacuna oral antipoliomielítica expulsa por las heces, y durante un período de hasta seis a ocho semanas, virus vivos capaces de contagiar la polio a otras personas. Afortunadamente, el riesgo estadístico es ínfimo, pero recae en el no vacunado, a quien poco le protege entonces la a menudo invocada inmunidad de grupo. Temo que no todas las empleadas cuyo trabajo incluye cambiar pañales son conscientes de esta posible contagiosidad.

   ¿Cuántas vacunas necesitará recibir una persona para estar protegida? ¿Cuántos gérmenes y proteínas extrañas habrá que introducir en le organismo para estar más sano, y durante cuánto tiempo permanecen los mismos en el organismo una vez inoculados? Nos preocupa le ecología del medio ambiente, pero ¿qué hay del medio interno? ¿Cuántas generaciones más habrán de someterse a las múltiples y cada vez más numerosas series de vacunaciones masivas? ¿Y a qué precio para la salud global del individuo y de la especie? Son preguntas pertinentes de padres que legítimamente han optado por no vacunar a sus hijos o vacunarles solo contra algunas enfermedades.

Cuando prepara la comida de su bebé, la madre se esmera en tener las manos bien limpias y en hervir bien el biberón, para evitar gérmenes. Y luego le lleva al médico a que le inocule gérmenes, virus y toxinas, para que su niño esté sano. Navarro: Danger of Serums and Vaccines, OMHI-International Congress, 1990.

   Mi impresión es que, dentro de no mucho, tendrán lugar debates mucho más amplios, serios y objetivos sobre la vacunación indiscriminada y obligatoria que los presenciados  hasta ahora. De ellos tendrían que derivar conclusiones adaptables a nuestras necesidades actuales, pues la tendencia general es a que sean los propios interesados quienes tomen decisiones bien informadas, libres y responsables sobre todo lo concerniente a su salud y la de sus hijos, incluidas (¿por qué no?) las vacunas.

Publicado en Panacea, Revista del ICOM de Navarra, Nº 55, Octubre de 2001

Mimetismo molecular y autoinmunidad

Introducción

Los trastornos autoinmunes afectan aproximadamente al 3% de las poblaciones europea y norteamericana y en más del 75% de los casos al sexo femenino. El sistema inmune ataca moléculas propias como consecuencia de la pérdida de tolerancia frente a antígenos específicos. Bajo esta denominación se incluyen múltiples alteraciones, que van desde trastornos específicos de órgano, como miastenia gravis o tiroiditis de Hashimoto, a enfermedades sistémicas, como artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico (LES), esclerodermia, etc. Asimismo, se ha implicado a la autoinmunidad en diversos problemas de salud pública, entre otros arteriosclerosis, esquizofrenia y ciertos tipos de infertilidad.

Susceptibilidad y reactividad

  Diversas alteraciones autoinmunes se han asociado a factores predisponentes de tipo genético, infeccioso o ambiental. En síntesis, se piensa que sobre la base de una susceptibilidad genética actuarían, como desencadenantes del proceso auto-reactivo, antígenos que alteran la tolerancia de linfocitos T o B frente a lo “propio”, mediante varios mecanismos propuestos.

  En lo concerniente a la susceptibilidad genética, varios estudios parecen demostrar que las personas portadoras de ciertos alelos HLA (ver Glosario) tienen más riesgo de presentar enfermedades autoinmunes específicas que las no portadoras.

  Respecto a los desencadenantes, puede decirse que, si bien se conoce mucho en términos generales acerca de los parámetros moleculares y celulares de los procesos autoinmunes, es menos lo que se conoce respecto a los mecanismos desencadenantes, con las limitaciones y reservas añadidas al extrapolar datos experimentales surgidos de modelos animales (con frecuencia murinos) a la patología humana. Actualmente, se piensa que agentes infecciosos de todo tipo (virus, bacterias, hongos, parásitos) y ambientales (se ha implicado a diversos contaminantes ambientales en el deterioro de la capacidad reproductiva del varón) actuarían expresando epítopes que mimetizan antígenos propios en el comienzo o mantenimiento de la reacción autoinmune. En el caso de los microorganismos se habla del sentido ontogenético de este comportamiento: en el transcurso de su propia evolución, ciertos virus (en particular aquellos con alta prevalencia de infección y con capacidad de producir infección prolongada, como el citomegalovirus), habrían “capturado” y modificado genes celulares inmuno-moduladores, interfiriendo así con la respuesta inmune del huésped. Muy diversas estrategias servirían a este propósito: imitación de proteínas similares al sistema de complemento, de citoquinas o del Complejo Mayor de Histocompatibilidad.

  Respecto a los mecanismos patogénicos que vinculan infección microbiana y destrucción tisular, estarían en primer lugar los no inmunes, como la destrucción directa de células infectadas por virus. Entre los mecanismos inmunes de muerte celular propuestos por los autores cito los siguientes:

1.- Mimetismo molecular (molecular mimicry).

2.- Activación del “espectador inocente” (bystander activation).

3.- “Yo erróneo” (mistaken-self).

4.- Activación linfocítica de superantígenos.

5.- Persistencia antigénica.

6.- Presentación de auto-epítopes crípticos inducidos por inflamación.

Mimetismo molecular

  He revisado la bibliografía reciente en base a los siguientes criterios:

–           Término de búsqueda: molecular mimicry

–           Base de datos: Medline

–           Material: resúmenes o artículos completos.

–           Período: Septiembre de 1998 a Octubre de 2000.

  Son múltiples los ámbitos estudiados en los que parece que el mimetismo molecular (MM) desempeña un papel, desde su empleo en la comunicación entre microorganismos hasta su actividad en la inmunoterapia tumoral. He prestado atención a trabajos que versan sobre su papel en la patología autoinmune, destacando algunos que me han parecido interesantes.

Mimetismo molecular y autoinmunidad

  En condiciones ordinarias, solo los linfocitos T y B intensamente auto-reactivos son eliminados o inactivados en los órganos linfoides correspondientes. Los que escapan a esta selección negativa se mantienen bajo control mediante mecanismos reguladores mal comprendidos. Cuando estos mecanismos fallan, tales linfocitos serían activados por complejos formados por ciertas moléculas del sistema HLA y determinados péptidos propios o auto-antígenos. En lo concerniente al referido binomio infección-enfermedad autoinmune, la hipótesis del MM plantea que durante una infección los linfocitos T, que reconocen tanto al antígeno microbiano como a un péptido propio relacionado o mimetizado, se activarían y producirían reacción autoinmune mediante reactividad cruzada autoinmune (RCI).

  Sin embargo, la sola existencia de epítopes capaces de activar RCI no implicaría necesariamente patología mediada por MM y autoinmunidad. La RCI sería un fenómeno relativamente frecuente, según Maier y cols¹. Dos trabajos ilustran este aspecto. En el primero, Vodjani y cols² objetivan RCI entre Candida albicans y diversos tejidos humanos. En el segundo, Gebhardt³ demuestra la existencia de epítopes antigénicos comunes al virus del herpes simple y al receptor de la acetilcolina, y anuncia que están en marcha estudios para intentar determinar el significado patológico de este hallazgo.

  Un paso más allá de esta forma de RCI de consecuencias patológicas aún no claramente establecidas estaría la fase de expresión clínica de la misma. Se han descrito múltiples asociaciones entre microorganismos, epítopes o antígenos compartidos y enfermedad autoinmune. En ocasiones el mismo microorganismo se asocia a diferentes entidades nosológicas, y a la inversa, una misma entidad se ha asociado a infección por diferentes microorganismos, lo que probablemente permite destacar la importancia del medio en el que se desarrolla la infección.

Autoinmunidad y vacunas

  ¿Estaría implicado el MM como mecanismo patogénico en los efectos adversos post-vacunales? Se han asociado reacciones autoinmunes a diversas vacunas. Tras vacunación antigripal (VAG) se han descrito casos de síndrome de Guillain-Barré, LES, artritis reumatoide, poliarteritis microscópica y otras vasculitis. Pérez y cols4 presentan un caso de arteritis de células gigantes (ACG) tras VAG en un paciente previamente sano HLA DRB104 positivo (variante de HLA asociada a susceptibilidad para desarrollar ACG). De nuevo, la hipótesis que plantean los autores es que la interacción entre, de una parte antígenos de VAG y una variante de HLA en las células presentadoras de antígenos con, de otra, linfocitos CD4 helper, produciría una reacción autoinmune dirigida contra (en este caso) la arteria temporal, manifestándose clínicamente como ACG.

  En su investigación de la etiopatogenia de otra enfermedad considerada autoinmune, la esclerosis múltiple (enfermedad desmielinizante en la que desempeña un papel la inmunidad anti-mielina), Atkins y cols5 plantean la hipótesis de que infecciones víricas transitorias (frente a la más extendida hipótesis patogénica de infección vírica contraída antes de la adolescencia) serían el factor desencadenante de las recaídas características de una forma evolutiva de esta enfermedad, y en este sentido sugieren que la vacuna triple vírica (sarampión-parotiditis-rubéola) sea modificada para evitar la posibilidad de inducir auto-inmunidad antimielina.

  Son varios los estudios publicados en esta línea de investigar la hipótesis del MM como posible mecanismo patogénico en entidades concretas, así como la analogía de éstas con las reacciones inducidas por vacunas. Así, Kowal y cols6 proponen su papel en LES. Su trabajo es el primero que analiza y secuencia un panel completo de anticuerpos anti-neumocócicos (AAN) inducidos tras la administración de vacuna polivalente de polisacáridos neumocócicos (VPPN). Hallan que un determinado idiotipo se expresa tanto en los AAN de individuos no autoinmunes vacunados con VPPN como en el 99% de los anticuerpos anti-DNA bicatenario de pacientes con LES. Y recuerdan la observación clínica de que, a menudo, las respuestas antivirales y antibacterianas se acompañan de auto-reactividad.

  Dada la existencia de datos a veces contradictorios entre observaciones clínicas e investigación experimental, el debate científico actual en torno al binomio vacunación-autoinmunidad está impregnado de polémica. En efecto, en contra de lo sugerido por la observación clínica se alza el único estudio controlado publicado hasta febrero de 2000 en un modelo animal, en el que se investigó la posible relación causal entre vacunas y hallazgos autoinmunes. Se inmunizó a cachorros sanos con una variedad común de vacunas. Se documentaron diversos anticuerpos pero ninguna enfermedad autoinmune franca. No obstante lo cual, creemos prudente, en el estado actual, mantener alerta la vigilancia de las posibles relaciones entre vacunas y autoinmunidad, e intentar avanzar en nuestra capacidad de predecir qué individuos estarían más expuestos a presentar reacciones post-vacunales graves.

  Son muchas las cuestiones planteadas para la investigación futura sobre una patología en cierto sentido emergente, como la autoinmune. ¿Qué factores determinan el “salto” cualitativo entre una RCI asintomática, y al parecer relativamente común, hasta la florida expresión clínica de la patología autoinmune en sus múltiples entidades? ¿Bajo qué condiciones anticuerpos artificialmente inducidos con intención protectora se vuelven ellos mismos factores patogénicos? ¿Qué mecanismos inmuno-moduladores están implicados en las aparentes paradojas descubiertas? Una de ellas es la señalada por Stefferl y cols.7 Según estos autores, una respuesta encefalitogénica a la glicoproteína de la mielina del oligodendrocito (proteína que, en modelo animal, induce enfermedad autoinmune desmielinizante del sistema nervioso central superponible a la esclerosis múltiple) puede ser tanto inducida como (una vez comenzada por otro desencadenante distinto) suprimida como consecuencia de reacción cruzada con determinado dominio de la proteína de la leche butirofilina.

   Y, como clínicos, una cuestión para nosotros fundamental, que nos plantea un reto para los próximos años: ¿cómo obtener la mejor individualización preventiva y terapéutica para nuestros pacientes a partir de todos estos datos clínicos y experimentales?

  Aude sapere, nos recuerdan los clásicos.

GLOSARIO

Anergia: una forma de tolerancia inmunológica potencialmente reversible en la que los linfocitos se vuelven funcionalmente arreactivos.

Apoptosis: una forma específica de muerte celular mediada por degradación enzimática del ADN y que, en contraste con la necrosis, no se asocia con signos de inflamación.

CMH: Complejo Mayor de Histocompatibilidad. Un antígeno es procesado intracelularmente en péptidos cortos mediante proteolisis antes de ser presentado por moléculas del CMH en la superficie de células dendríticas a los linfocitos T, proceso que da comienzo a la respuesta inmune adaptativa.

Epítope: la estructura antigénica que es reconocida por un receptor antigénico (anticuerpo o receptor de linfocito T).

HLA: del inglés Human Leukocyte Antigen. Antígenos presentes en membranas celulares. Participan en las interacciones celulares durante la respuesta inmune. Es la versión humana del CMH.

Idiotipo: un determinante antigénico dentro del sitio de unión de un anticuerpo que es reconocido por otro anticuerpo.

Linfocito T citotóxico: un linfocito T que mata a su célula diana reconociendo complejos de péptidos y moléculas del CMH sobre la membrana de la célula diana.

Linfocito T helper: un linfocito T que secreta las diversas citoquinas necesarias para la actividad funcional de otras células del sistema inmune.

Tolerancia: arreactividad inmunológica específica que ocurre tanto centralmente (en los órganos linfoides primarios médula ósea y timo: tolerancia central) como periféricamente, en cualquier otra localización (tolerancia periférica), y que es inducida principalmente por delección clonal (implicando apoptosis) o por anergia clonal.

REFERENCIAS

¹ Maier B et al. Multiple cross-reactive self-ligands for Borrelia burgdorferi.specific HLA-DR4-restricted T cells. Eur J Immunol 2000 Feb; 30(2): 448-57.

² Vodjani A et al. Immunological cross reactivity between Candida albicans and human tissue. J Clin Lab Immunol 1996; 46(1): 1-15.

³ Gebhardt BM. Evidence for antigenic cross-reactivity between herpesvirus and the acetylcholine receptor. J Neuroimmunol 2000 Jun 26; 105(2): 145-53.

4 Pérez C et al. Giant Cell Arteritis alter Ingluenza Vaccination. Arch Intern Med 2000, Vol 160, Nº 17.

5 Atkins GJ et al. Transient virus infection and multiple sclerosis. Rev Med Virol 2000 Sep; 10(5):291-303.

6 Kowal C et al. Molecular mimicry between bacterial and self antigen in a patient with systemic lupus erythematosus. Eur J Immunol 1999 Jun; 29(6):1901-11.

7 Stefferl y cols. Butyrophilin, a milk protein, modulates the encephalitogenic T cell response to myelin oligodendrocyte glycoprotein in experimental autoimmune encephalomyelitis. J Immunol 2000 Sep 1; 165(5): 2859-64.

Charla divulgativa en Biocultura. Madrid, 3 de noviembre de 2001

Publicado en Revista Homeopática, Nº 44: 25-29. Marzo de 2002

Gripe, inmunidad y enfermedad:

Hacia una perspectiva global de la salud

Cada año, la población recibe, con abundante apoyo institucional, la oferta de múltiples vacunas, entre ellas la antigripal. Tal como ha sucedido con otras, las primeras recomendaciones para la aplicación de la vacuna a determinados grupos de riesgo se van ampliando hasta incluir progresivamente a buena parte de la población adulta. Y, de igual modo, las reticencias iniciales para su aceptación son finalmente superadas, ante el perseverante empuje comercial de sus fabricantes aunado al apoyo incondicional y acrítico que la población, salvo excepciones, otorga a este aspecto de la medicina preventiva de nuestra época.

   La gripe y su vacuna, la vacunación en general como estrategia preventiva, los supuestos teóricos y los datos experimentales y estadísticos que la apoyan, los mismos conceptos actuales de salud, enfermedad y curación, de enfermedad infecciosa y de inmunidad que le dan sentido, son subsidiarios de un enfoque particular de la sanidad que, no obstante sus notables logros en los últimos ciento cincuenta años, es considerado por muchos como reduccionista. Un enfoque es reduccionista cuando, en el estudio de la realidad que aspira a comprender, prescinde de hechos, conocimientos e incluso métodos de observación y actuación que no puede abarcar dentro de su reducido marco teórico-conceptual.

   Por ejemplo, si hablamos de métodos, un excesivo énfasis en el método analítico, que disecciona los objetos y fenómenos en partes cada vez menores, en perjuicio del método sintético, que trata de comprender las partes en su funcionamiento global y en su interacción con el entorno, sería la marca de un enfoque reduccionista. Si, ante la enfermedad considerada infecciosa, todos nuestros esfuerzos se dirigen a conocer el microbio asociado a ella para mejor matarlo o neutralizarlo, prescindiendo de tantos otros factores que condicionan la presentación, gravedad y evolución de la enfermedad infecciosa, entonces estamos aplicando a la realidad infecciosa un enfoque reduccionista. Y, antes o después, los excesos y limitaciones de cualquier enfoque reduccionista se hacen lo suficientemente evidentes como para hacer necesaria una ampliación del mismo. A la luz de los datos actuales, puede que estemos abocados a asimilar semejante ampliación de enfoque.

Una opinión

   Yo agradezco a la Liga por la Libertad de la Vacunación, y en particular al doctor Xavier Uriarte, la invitación para acudir a esta charla. Debo decir, de entrada, que carezco de autoridad en el campo de las enfermedades infecciosas o de la vacunología. Como médico, hago mi trabajo en los campos de la homeopatía y la medicina interna. Como padre, hube de tomar en su momento (y tendré que tomar en el futuro) decisiones respecto a la aplicación a mis hijos del calendario vacunal pediátrico propuesto por la administración sanitaria. Como usuario de la sanidad pública, decido si me aplico o no las vacunas disponibles. No estoy por principio ni “en contra” ni “a favor” de las vacunas, como tampoco lo estoy respecto del jarabe para la tos o de la vasectomía, y si tuviera que posicionarme en contra de algo sería de la usurpación del derecho del individuo a decidir en lo relativo a su salud.

   A esto se reduce mi curriculum vacunal. Mis palabras tienen el valor nominal de opiniones personales. Y, si me permiten la sugerencia, formen las suyas al respecto. Sea cual sea la decisión final a la hora de aceptar o rechazar las vacunas, para sí mismo o para los suyos, si procede de un sentido de la libertad y de la responsabilidad en la salud asumido y ejercido, será buena. Esa persona tendrá la conciencia tranquila, y probablemente sienta que no debe a nadie otras justificaciones acerca de su decisión que las que voluntariamente quiera dar.

   Como tampoco se le piden explicaciones a quien decide vacunar en base únicamente al temor, la rutina o la inercia. No olvidemos que las vacunas recibidas o rechazadas son parte de la historia clínica de cada persona, por tanto información que debería ser confidencial, y que, en el caso de los niños, corresponde a sus padres o tutores legales salvaguardar esta confidencialidad. Y quienes de entre Uds. han pasado por ello, o estén pasando por ello, convendrán conmigo en que, en contraposición a la vía fácil de dejarse llevar por la corriente, esta vía de la libertad y de la responsabilidad a la hora de decidir es la vía difícil de actuación en el asunto concreto de las vacunas, por el tiempo y atención que requiere informarse, reflexionar y, finalmente, decidir… asumiendo en cualquier caso un inevitable factor de incertidumbre.

   Esto en cuanto a la teoría. En la práctica, vemos que esto de informarse, reflexionar y decidir no es “para todos los estómagos”, valga la expresión. Hoy por hoy, factores emocionales condicionan poderosamente la actitud de buena parte de la población hacia las vacunas. De entre estos factores emocionales el principal es el miedo. Sin embargo, un número creciente de usuarios de la sanidad quiere hacer justamente eso, informarse, reflexionar y decidir en cuestiones relativas a la salud, incluidas, ¿por qué no?, las vacunas. Y, evidentemente, no toda la información nos va a llegar por los cauces habituales; a veces tendremos que ir a buscarla fuera de ellos. En este sentido, la Liga por la libertad de Vacunación merece el crédito de ofrecer información complementaria y promover el debate abierto respecto a este asunto.

Revista de prensa: excesos y limitaciones de un enfoque reduccionista

   Con todo y la importancia de, como digo, ampliar nuestras fuentes de información, a fin de contrastar datos y opiniones, no tenemos que ir muy lejos para hallar elementos de reflexión y crítica en lo referente a vacunas. Los hallamos dentro de la prensa convencional. Veamos algunos titulares de noticias aparecidas recientemente y, a partir de ellos, algunos comentarios:

– Eduardo VI murió de tuberculosis desencadenada por el sarampión

El virus del sarampión y algunos virus vivos de su vacuna suprimen la inmunidad a la tuberculosis.

Diario Médico, 5 de Julio de 2001

Comentario (C): prevenir de una enfermedad mediante su vacuna podría conllevar, debido a la alteración inmunitaria producida, el riesgo de desarrollar otra enfermedad, en ocasiones grave.

– El virus del sarampión parece originar úlceras aftosas recurrentes

Los paciente habían sufrido úlceras unas dos veces al mes, durante más de dos años, todos habían sido vacunados contra el sarampión y todos presentaban infección por el virus del sarampión, mientras que los controles no mostraban signos del virus.

Diario Médico, 26 de Junio de 2000

Comentario: infecciones sucesivas por microbios para los que un individuo ha recibido la vacuna correspondiente podrían condicionar enfermedades distintas a aquellas que se pretende evitar con dicha vacuna.

– Discuten la seguridad de la vacuna de la fiebre amarilla. Algunos casos terminan en muerte

Diario Médico, 13 de Julio de 2001.

C. La seguridad real de cualquier vacuna solo puede establecerse después de su empleo en las condiciones de aplicación a la población, más allá de las condiciones ideales utilizadas en las fases experimentales pre-comercialización. Un aspecto fundamental en este sentido es la reconocida infra-notificación de efectos adversos de los fármacos en general, mucho menor aún en productos que, a menudo, se prejuzgan seguros, como es el caso de las vacunas.

– La vacunación de DPT (difteria, tos ferina, tétanos) o MMR (sarampión, parotiditis, rubéola) eleva el riesgo de convulsión febril infantil.

Diario Médico, 3 de Septiembre de 2001.  

C: efectos adversos emergentes en vacunas combinadas.

– Meningitis: Los problemas en Salud Pública, un serio aviso

El Consejo Económico y Social (CES) resalta que la adopción de una pauta vacunal por una comunidad provoca que se extienda a todas las autonomías, “independientemente de cuál fuera la indicación sanitaria para tal actuación”. Según el CES, este hecho ha dado pie a que determinadas casas comerciales dedicadas a la fabricación de vacunas promuevan su uso en alguna comunidad como la vía más segura para generalizar su uso en el Sistema Nacional de Salud.

Diario Médico, 29 de Junio de 2000.

C: factores, intereses y estrategias en absoluto basados en la salud de la población a la hora de comercializar vacunas y diseñar calendarios vacunales.

– España consume 300.000 vacunas contra la alergia, cuestionadas por los neumólogos

Los neumólogos denuncian presiones económicas para aplicar la vacuna.

Diario Médico, 21 de Marzo de 2000

C: cuestionamiento, dentro del ámbito sanitario convencional, de la necesidad real de un tipo concreto de vacunación (inmunoterapia antialérgica), así como alusión directa a presiones económicas para su implantación.

– Gripe: vacunar a los niños puede inducir una inmunidad colectiva

La vacunación de los niños en edad escolar frente al virus de la gripe puede ser una medida igualmente eficaz para proteger y reducir la mortalidad por esta infección en las personas mayores.

El Mundo, 24 de Mazo de 2001

C: la supuesta protección de una parte de la población estimulando el sistema inmune de otra, cortocircuitando el interés sanitario concreto de cualquier individuo determinado.

– Vacunar a adultos de B. pertussis reduciría la incidencia (de tos ferina) en lactantes

Diario Médico, 20 de Junio de 2001

C: la inversa de la referencia anterior, el mismo espíritu de “proteger” masas. Transgresión flagrante del principio de individualidad.

– Proponen extender la vacunación de la varicela a niños sanos

En España, la vacuna es de uso hospitalario y tiene unas indicaciones muy concretas. El Comité Asesor de la Asociación Española de Pediatría propone llevar a cabo campañas masivas de vacunación.

Diario Médico, 25 de Junio de 2001

C: nuevo ejemplo del proceso común de extender la aplicación de una vacuna con indicaciones iniciales muy concretas a todo un sector de la población.

– La vacuna conjugada heptavalente protege de la infección invasora infantil por neumococo

Fernando Moraga, del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, ha apuntado que este organismo apoya y contempla que la vacuna se incluya en el futuro en el calendario sistemático de vacunación español.

Diario Médico, 13 de Julio de 2001

C: vacunas emergentes en el proceso de desarrollar y aplicar para cada microbio su vacuna.

– La lucha contra la meningitis B precisará inmunización “a la carta”

Teniendo en cuenta las variaciones en los serosubtipos que presenta esta bacteria entre las poblaciones de distintos países.

Diario Médico, 19 de Febrero de 2001

C: inquietante perspectiva preventiva, según la cual una vacuna solo protegería dentro de un determinado país, requiriendo una persona tantas vacunas como países vaya a visitar.

– La polio, en el alcantarillado francés

El virus atenuado de la polio se emplea en vacunas orales y suele detectarse en el 20% de las muestras de aguas residuales de París.

El Mundo, 25 de Noviembre de 2000

C: la posibilidad de que algunas personas contraigan la polio a través del virus vacunal con el que se ha intentado proteger a otras. En cierta manera, un sinsentido de la medicina preventiva.

   Valgan estas referencias para ilustrar algunos aspectos del proceso de vacunación masiva y extensiva actualmente en curso, en cuya implantación, hay que recordarlo, la población “diana” carece de voz y voto, ni en lo individual (insisto, salvo excepciones) ni en lo colectivo.

Ampliando perspectivas

   Yo quiero presentarles ahora, para que la discutamos, la siguiente idea, que es un poco el núcleo de lo que hoy quería comentar con Uds.

   El proceso de vacunación, tal como lo conocemos actualmente, es la aplicación consecuente del enfoque sanitario predominante al problema de la enfermedad infecto-contagiosa. Si este enfoque evoluciona hacia otro más amplio, que incluya aportaciones actualmente poco consideradas, entonces la necesidad, incluso la pertinencia del proceso de vacunación masiva, sistemática y extensiva, actualmente en curso, resultaría, cuando menos, revisable.

   Si esto es así, cabe hacernos dos preguntas:

1ª: ¿Cuáles son los referentes de dicho criterio predominante en lo relativo a la enfermedad infecto-contagiosa que justifican la vacunación?, y

2ª: ¿Qué aportaciones ampliarían este criterio, que hemos considerado reduccionista, de modo que quedaría cuestionada la necesidad de la vacunación?

   Es éste un asunto amplísimo, que animaría muchas charlas, ha dado para muchos libros y dará para mucha investigación científica cuando estén disponibles los recursos técnicos, humanos y económicos necesarios. Afortunadamente para nosotros, hoy estamos limitados de tiempo, por lo que me voy a referir en forma casi esquemática a algunos de estos referentes y aportaciones, en particular respecto a la enfermedad infecciosa.

Referentes de un criterio reduccionista

  • La salud: el silencio de los órganos.
  • Concepto localista de la enfermedad (enfermedad cutánea, intestinal, etc.), estático (sin ningún significado en el desarrollo vital del individuo) y mecanicista (el cuerpo como simple agrupación de mecanismos).
  • Dicotomía mente-cuerpo.
  • La enfermedad como algo externo, casi ajeno al paciente. En el caso de la enfermedad infecto-contagiosa, algo invade el cuerpo o prolifera desde su interior. Para cada “bicho” su antimicrobiano y, si es posible, su vacuna.
  • Estandarización diagnóstica y terapéutica. Asistencia centrada en grupos poblacionales.
  • El síntoma como algo molesto, a suprimir, a menudo a cualquier precio, y cuanto antes mejor: medicalización y farmacologización de la salud.
  • Atomización de la asistencia sanitaria: múltiples especialistas para las múltiples “enfermedades” que puede “tener” una persona.
  • Curación (o prevención) como retorno al (o mantenimiento del) silencio de los órganos.

Aportaciones para un criterio ampliado

  • Globalidad de los procesos biológicos.
  • Unidad e individualidad de cada persona.
  • La salud como equilibrio de funciones dinámico y, en ocasiones, “ruidoso”: manifestaciones reactivas, adaptativas o defensivas, tanto de la persona hacia su entorno como para consigo misma.
  • El síntoma como expresión de mecanismos defensivos. A apoyar, quizás, a favorecer, a encauzar, siempre que ello no suponga riesgo.
  • Importancia relativa de los microbios respecto al terreno en el que se desarrollan.
  • Importancia primordial de los factores de salud: alimentación, ejercicio, entorno afectivo, laboral, social, etc.
  • Superioridad de los beneficios de la inmunidad natural sobre la artificial, tanto en los individuos como en la especie (aportaciones de la medicina evolucionista).
  • Asistencia integral, centrada en el paciente: posible necesidad de varios especialistas, pero con una visión unitaria de sus problemas de salud.
  • La salud como mantenimiento y refuerzo (no supresión) de los mecanismos reactivos y adaptativos.
  • Curación como retorno al equilibrio dinámico, global e individual.

Resumiendo y terminando

   Podríamos continuar comparando aspectos de ambos enfoques, el que hemos llamado reduccionista, que justifica unas determinadas actitudes sanitarias en nuestro medio cultural, y el que podemos llamar ampliado, que plantea actitudes diferentes a partir de la incorporación de conocimientos y métodos de investigación complementarios. Al primero no le falta mérito. Con él hemos obtenido razonables cotas de bienestar y éxito en nuestra lucha contra la enfermedad en general y contra la enfermedad infecciosa en particular, en el último siglo y medio. Ni como médico ni como usuario pienso renunciar a ello. Sin embargo, mantener una misma perspectiva más allá del tiempo y las circunstancias en que resulta adecuada solo puede llevar a excesos y limitaciones. Es entonces cuando hay que replantearse los problemas sanitarios a la luz de los tiempos actuales. Y en esa coyuntura estamos. En forma honesta e independiente estamos replanteando algunos de estos problemas y tratamos de llevar a nuestra práctica profesional lo que creemos que vamos aprendiendo. En el terreno concreto de las vacunas, estos argumentos nos invitan a plantearnos si vamos a dar crédito absoluto y apoyo acrítico a su implantación creciente y extensiva o vamos a trabajar por su reubicación en el lugar que sin duda les corresponde, pero quizás en un plano de subsidiariedad respecto a otros factores de salud.

   Por otra parte, vamos hacia un modelo de relación médico-paciente en el cual el médico ya no es el “sabio” que decide y el paciente el lego que consiente pasivamente, entre temeroso y sumiso. En el modelo emergente, el médico (y, por extensión, todo el sistema sanitario) comparte con su paciente lo mejor de su conocimiento referido al problema consultado, y es el paciente (y, por extensión, el posible usuario de cualquier producto sanitario) quien, de forma libre y responsable, debe decidir.

Nosotros estamos por ese respeto al principio de autonomía del paciente. Y, en este sentido, yo espero que esta charla les resulte útil, en cuyo caso el tiempo y la atención que Uds. y yo la hemos dedicado habrán merecido la pena.

   Muchas gracias.

Charla. BioCultura, Barcelona. Mayo de 2.002

Publicada en Revista Española de Homeopatía, Nº 13:13-18. Otoño 2002

Eficacia y seguridad:

Vacunas en su contexto

      Una descripción en profundidad aporta algo de lo que una persona está haciendo. Va más allá del mero hecho y de las apariencias superficiales. Presenta el detalle, el contexto, la emoción y las redes sociales que unen a unas personas con otras. Esta descripción evoca emoción y sentimientos. Inserta la historia en la experiencia. Establece el significado de una experiencia, o de una secuencia de acontecimientos, para la persona o personas en cuestión.

      En una descripción de este tipo se oyen las voces, los sentimientos, las acciones y los significados de los individuos que interactúan. Denzin NK. Interpretive interactionism.  Newbury Park, CA, Sage, 1.989      

Introducción

Desde hace más de dos siglos, las vacunas forman parte de nuestros recursos frente a la enfermedad, pero es a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando comienzan a adquirir el protagonismo que mantienen en nuestros días. Las vacunas se desarrollaron inicialmente  para la prevención de algunas enfermedades infecto-contagiosas. Hoy día, este objetivo ha sido ampliado, más allá de la prevención, hacia su erradicación. Y ya hay quien está planteando que la erradicación de una enfermedad no basta para suspender su vacunación masiva.

   Además, se está trabajando en vacunas contra enfermedades inflamatorias, autoinmunes, degenerativas y tumorales. En distintas fases de desarrollo hay vacunas terapéuticas, entre otras, contra la diabetes mellitus tipo 1, el virus del papiloma humano, la enfermedad de Alzheimer y diversos tipos de cáncer. Un asunto como éste, con su prolongada permanencia entre nosotros como recurso sanitario, con su empleo extensivo, con su trascendencia sanitaria, social y económica, y  además no exento de polémica, bien merece nuestra atención, como profesionales y como usuarios de la sanidad.

   El tema de las vacunas se presta como pocos a posiciones extremas. Vemos personas decididamente a favor de prácticamente cualquier vacuna que sale al mercado, convencidas de su bondad incondicional y de sus absolutas eficacia y seguridad. Y vemos irredentos detractores de las mismas, para quienes ningún argumento pro-vacunal será nunca convincente.

   Bueno, son, como digo, posiciones extremas, y nos sirven para acotar el espectro posible de actitudes respecto a este tema, y, entre ellas, posiblemente, las suyas y la mía. Yo, como creo que buena parte de mis colegas, no tuve grandes “dilemas” durante años. Para mí eran suficientes la buena fe de los fabricantes, el consenso de los expertos, el visto bueno de las autoridades sanitarias y la aceptación pública. Hoy, estos factores me parecen necesarios, pero no suficientes. Cuando tuve que tomar decisiones personales respecto a las vacunas, decidí revisar el tema. Una revisión con cierta profundidad obliga a analizar, entre otros, los condicionantes sanitarios, sociales y económicos que influyen en la enfermedad infecciosa y en el estado inmunitario de la población; en el proceso de investigación y experimentación previo a la comercialización de las vacunas, así como la comprobación posterior de su eficacia y seguridad, etc.

   En el tema concreto que hoy nos ocupa, el de la eficacia y la seguridad, los dos pilares fundamentales que sostienen la aplicación masiva y extensiva de múltiples vacunas, me da la impresión de que los datos y argumentos que las respaldan admiten una revisión crítica. Hay múltiples factores que condicionan la eficacia y seguridad REALES de cualquier fármaco, incluidas las vacunas. Si les parece, vamos a revisar algunos de ellos.

Revista de prensa

    A continuación, voy a pedir la colaboración de algunos de Uds. Se trata de leer en voz alta para todos nosotros fragmentos de recortes extraídos de la prensa, que nos van a dar pie a algunos comentarios sobre el contexto, o mejor, los contextos en los que se están empleando las vacunas. Permítanme llamar su atención en el sentido de que el material que vamos a comentar procede de la prensa convencional y no de rebuscadas fuentes alternativas, donde, por cierto, ocasionalmente se presenta buen material sobre estos temas.

  1. LA AMIGDALECTOMIA, SIN EVIDENCIA QUE LA AVALE

La amigdalectomía, que durante décadas se ha venido practicando a niños y adolescentes como medida de salud pública frente a un gran número de patologías, no tiene evidencia científica que avale su eficacia, según concluye el último informe de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Médicas de Cataluña.  Diario Médico, 19/11/1999

Comentario: La extirpación de las amígdalas, mediante la cual a buena parte de toda una generación se les privó innecesariamente de un órgano de su sistema defensivo como medida de salud pública, fue durante un tiempo una práctica incuestionable, una especie de “vaca sagrada” de la medicina. Un ejemplo paradigmático de cómo la revisión crítica de una actuación asumida inicialmente como necesaria concluye que carece de justificación. La vacunación masiva de la población, considerada también como medida de salud pública, es, quizás, una de las “vacas  (nunca mejor dicho) sagradas” de nuestra época.

2.  “NO HAY CATASTROFE HUMANA MAYOR QUE EL ABUSO DE ANTIBIOTICOS”, según Fernando Baquero, jefe de Microbiología Clínica del  Hospital Ramón y Cajal. Dos expertos han vuelto a llamar la atención sobre el grave problema que supone el aumento de las resistencias a los antibióticos en España. Javier Garau, jefe de departamento de la Mutua de Tarrasa, critica a la Administración sanitaria por inhibirse ante la necesidad de formar e informar al médico de forma seria y continuada sobre los nuevos productos, de modo que «la industria farmacéutica es al final, para lo bueno y para lo malo, la única que informa”.  Diario Médico,  4/11/1998

  • CASI LA MITAD DE LAS PRESCRIPCIONES DE ANTIBIOTICOS EN PRIMARIA SON INADECUADAS

Un estudio becado por la Agencia de Evaluación Catalana ha demostrado que el uso que se está haciendo de los antibióticos en Atención Primaria es realmente incorrecto. Diario Médico, 19/1/200

  • OTITIS Y TRATAMIENTO ANTIBIOTICO

Los antibióticos son habitualmente el tratamiento de elección en la otitis media en los países europeos, sin embargo es Holanda el único país en el que solo una minoría de los casos de otitis media son tratados con antibióticos. Los resultados obtenidos en este país en el manejo de esta patología no parecen ser en ningún caso peores que los obtenidos en otros países.   Damoiseaux RMJ et al. Tratamiento de la otitis media en niños de menos de dos años basado en un ensayo doble ciego de amoxicilina frente a placebo. British Medical Journal 2000; 320: 350-354.

Comentario (C): Infección y Antibioterapia, otro binomio casi “intocable”, cuyos excesos están forzando su revisión. Al hablar de vacunas y sus contextos, no podemos dejar de lado el papel que puedan jugar, en la incidencia y gravedad de las enfermedades infecto-contagiosas, factores como la innecesaria amputación quirúrgica de amígdalas y adenoides o el abuso de los antibióticos. Dos de las consecuencias no deseadas de estos excesos son el peligroso aumento de resistencias microbianas a los antibióticos (y a las vacunas, cuando éstas son de eficacia incompleta, como veremos más adelante) y la alteración de la inmunidad. Solo podemos conjeturar sobre las citadas  incidencia y gravedad de estas enfermedades en otros contextos terapéuticos menos “agresivos”, con más énfasis en los factores de salud y menos intromisión en nuestros mecanismos de defensa y adaptación. Al menos para algunas enfermedades, se sabe que la humanidad desarrolla a través de sucesivos “pases” del germen correspondiente una inmunidad natural, en la que progresivamente las defensas aumentan y la virulencia del germen se atenúa. Nuestra mejor intervención sanitaria a este respecto debería ser favorecer y, si es posible, mejorar el proceso en este sentido. Amén de las probadas alteraciones de la inmunidad y de otros mecanismos defensivos y adaptativos debidos al abuso de múltiples fármacos (corticoides, antiinflamatorios, inmunosupresores, etc.), característico de nuestra época, el uso inadecuado de antibióticos y vacunas podría estar invirtiendo este proceso, aumentando la virulencia de los gérmenes y disminuyendo la inmunidad natural. Si alguien duda todavía de la relación entre abuso de antibióticos y vacunas, les remito a unas declaraciones del mismo Dr. Fernando Baquero (Diario Médico, 31/01/2.002), quien, para paliar el fenómeno de las resistencias bacterianas a los antibióticos, propone, entre otras medidas, el incremento de las campañas de vacunación.

La cascada de la confianza

   Bueno, no quisiera impresionar de catastrofista. Intentamos analizar algunos de los contextos de las vacunaciones masivas de la población como estrategia preventiva. Uno supondría que una práctica sanitaria de estas dimensiones debería tener un crédito importante respecto a su eficacia y seguridad. Y, efectivamente, lo tiene, el consenso general se lo concede. Es decir, se piensa mayoritariamente, tanto en ámbitos profesionales como entre la población, que las vacunas son eficaces y seguras casi en forma absoluta.

   Como hemos visto, no sería la primera vez que una práctica  de salud pública considerada no solo eficaz y segura, sino, además, necesaria, es finalmente desechada por carecer de fundamento, cuando no por producir más perjuicios que beneficios. Siempre debería prevalecer un cierto espíritu crítico respecto a temas que a veces se asumen como definitivos, y en particular respecto a temas sanitarios, ¿no les parece?

   He citado antes algunos factores que dan respaldo a la eficacia y seguridad de una determinada vacuna, y en general de cualquier agente medicinal. Si recuerdan, me he referido a la buena fe de los fabricantes, al consenso de los expertos, al visto bueno de las autoridades sanitarias y a la aceptación de la población. Es lo que yo llamo la cascada de la confianza, porque una fase lleva a la otra en sucesión. Así, los datos de investigación que respaldan la eficacia y seguridad de una vacuna, presentados por su fabricante, generan confianza y favorecen el consenso de los expertos. Este consenso es un referente fundamental en la toma de decisiones por parte de las autoridades sanitarias, las cuales son asumidas en forma acrítica (salvo excepciones) por la población. Pues bien, a la luz de datos recientes, también este contexto científico merecía una reflexión crítica, la cual, efectivamente, se viene produciendo en su propio ámbito.

   Veamos qué dice la prensa al respecto:

  • LOS ENSAYOS CON FARMACOS FALLAN AL INFORMAR SOBRE EFECTOS SECUNDARIOS

La información sobre la seguridad de los fármacos es negligente en la mayoría de los ensayos clínicos, según el resultado de un estudio que ha revelado importantes lagunas sobre cómo se recogen los datos de toxicidad en 192 trabajos de investigación médica, publicado en la revista de la Asociación Médica Americana. Diario El Mundo, 3 de Febrero de 2 001

5Bis.  NO HAY CONTENIDO CIENTIFICO EN LOS ESTUDIOS POST-COMERCIALIZACION

“En España no hay ningún estudio de fármacos post-comercialización que tenga contenido científico; habría que lograr mayor presencia de este tipo de trabajos con el objeto de lograr conocimiento científico, y no solo inducir a la prescripción”, así lo ha señalado Fernando García Alonso, subdirector general adjunto de la Agencia Española del Medicamento en una jornada organizada por el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, bajo el título Médicos, Investigación Clínica e Industria Farmacéutica(…) Juan Ramón Laporte, jefe del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Valle de Hebrón, ha puesto sobre la mesa de debate el hecho de que la industria esté llenando el vacío de las organizaciones prestadoras de servicios y de las corporaciones profesionales sobre información clínica independiente. Diario Médico, 3 de Diciembre de 2.001

  • LOS COMITES ETICOS DE ENSAYOS CLINICOS CUESTIONADOS EN EE.UU.

El informe censura a los IRB –equivalente a los comités éticos de ensayos clínicos en España-, que se preocupan poco de la formación ética de sus propios miembros, realizan una supervisión muy superficial de los proyectos que ya han recibido algún tipo de aprobación y analizan precipitadamente los que se someten por primera vez a dictamen. “Los IRB notan la presión para no incomodar al patrocinador del ensayo, que suele ser una gran compañía para la que el tiempo es oro”, afirma G. Grob, inspector general adjunto. Diario Médico, 1 de Julio de 1.998

  • EL “FRAUDE” DE LOS ESTUDIOS CIENTIFICOS

Richard Smith, editor de una de las revistas médicas mas importantes del mundo, The British Medical Journal, acaba de realizar una de las declaraciones más duras que puede recibir la comunidad científica: “El fraude de las investigaciones clínicas es como el abuso infantil. Una vez que se reconoce que existe se empieza a observar lo frecuente que es”. El editor insistió en que tanto los métodos de detección, de investigación, como las conclusiones de los ensayos clínicos, son deshonestos y absolutamente inadecuados”. Los casos de fraude incluyen la fabricación de datos o la invención completa de los mismos. Diario El Mundo, 13 de Diciembre de 1.998

  • LAS REVISTAS MEDICAS NO PUBLICARAN ENSAYOS CONTROLADOS POR LA INDUSTRIA

Los editores de las principales revistas médicas del mundo han detectado que, en los últimos años, muchos ensayos clínicos que se publican no cumplen a rajatabla todos los requisitos éticos que garantizan su validez. “Utilizar los estudios con el único propósito de vender, constituye una burla para la investigación clínica”, escriben los editores en su comentario. Diario EL MUNDO, 15 de Septiembre de 2.001

  • MÁS ALLA DE LA SEGURIDAD TEORICA DEL ENSAYO CLINICO

“Los ensayos clínicos, cuyo principal objetivo es asegurar la efectividad de los productos, estudian la validez de los fármacos en condiciones muy teóricas. Para ello seleccionan a una población muy restringida que se somete a una supervisión muy estricta”, explica Inmaculada Gilaberte, gerente de Investigación Clínica de los laboratorios Lilly.  “Los médicos demandan más información sobre qué es lo que pasa en la realidad con los fármacos en enfermos con patologías asociadas -éstos son rechazados de los ensayos clínicos-, en sujetos con distintas edades –lejos del encorsetamiento de los grupos que participan en el estudio de efectividad- y en largos períodos de tiempo”, añade.

Diario Médico, 9 de Marzo de 1.999

  1. ESQUIZOFRENIA REGULADORA ANTE LOS NUEVOS FARMACOS

“Estamos asistiendo a la comercialización de fármacos en unas fases muy tempranas de su investigación y desarrollo. (…) Se están registrando fármacos para los que la evidencia disponible se sustenta, a veces, en un solo ensayo clínico. (…) El poder económico de las nuevas multinacionales surgidas de la fusión de las antiguas multinacionales puede hacer difíciles las políticas independientes del marco internacional. (…) Mientras tanto seguiremos participando en grupos de trabajo, talleres y sesiones que organizan nuestros gestores para defendernos de la avalancha irracional de nuevos fármacos que ellos mismos autorizan.”   Bernardo Santos Ramos. Adjunto del Sº de Farmacia del Hospital       Universitario Virgen del Rocío, Sevilla. Carta al Director. Diario Médico, 18 de Diciembre de 2.000

    Basten estas referencias como botones de muestra de la intensa y meritoria reflexión que sobre algunos de estos temas está teniendo lugar en el ámbito científico. Se están replanteando cuestiones de importancia referentes a la eficacia y seguridad de los agentes medicinales, incluidas las vacunas, a partir de la constatación de las limitaciones de las pautas de actuación dominantes. Resumiendo, podemos destacar lo siguiente:

  • no se recogen ni comunican adecuadamente los efectos adversos de los agentes medicinales, ni en su fase de investigación/experimentación ni en su fase de comercialización;
  • desde distintas y prestigiosas instancias se llama la atención sobre las presiones de los fabricantes para impulsar la aprobación precipitada de sus productos, por parte de las autoridades sanitarias;
  • se ha denunciado públicamente fraude en las investigaciones clínicas, tanto en sus métodos como en sus resultados, y
  • hay un consenso creciente sobre la necesidad de replantear la validez de la propia metodología de investigación clínica empleada, cuyo máximo exponente, el ensayo clínico controlado, con sus rígidas condiciones experimentales, permite obtener unos resultados ideales cuya validez es, en muchas ocasiones, difícilmente extrapolable a los casos reales de la práctica clínica cotidiana.

   Dicho de otra forma, podemos tener una vacuna sumamente “eficaz” en teoría y escasamente  efectiva en la práctica. Lo mismo respecto a la seguridad. Por ejemplo, la vacuna de la tos ferina: es sabido que los vacunados tienden a presentar formas de tos ferina más leves que los no vacunados. Estos casos “leves” han sido selectivamente excluidos en estudios de efectividad, llevando a una sobreestimación de la eficacia absoluta de la vacuna.

    Queda así esbozado otro de los contextos, el científico, en los que se enmarca la vacunación en nuestra época.

Carrera vacunalista sin-fín 

    Vamos a terminar esta revista de prensa ojeando algunos recortes referidos ya más específicamente a vacunas. De nuevo, solicito la colaboración de algunos de Uds. para su lectura pública, y pueden quedarse la fotocopia correspondiente como “recuerdo” de esta charla, en todo caso en compensación por su amable colaboración.

11. LAS VACUNAS QUE SOLO PROTEGEN PARCIALMENTE PUEDEN GENERAR VIRUS  MUCHO MAS PELIGROSOS

Investigadores escoceses han publicado un estudio en la revista Science, con el que demuestran, mediante un modelo teórico de evolución, que las vacunas que no ofrecen una protección inmunitaria completa pueden estimular a los microorganismos a crear cepas mucho más virulentas. “Es sorprendente que no existan sistemas para recoger los efectos a largo plazo de las vacunas”, dijo a SALUD el doctor Andrew Read, uno de los autores del artículo sobre el impacto de las inmunizaciones parciales en la evolución de los patógenos (…) “Está claro que las vacunas que ofrecen una protección completa son pocas”, añadió. (…) Los investigadores advierten de que “cuando poblaciones humanas se utilizan en la experimentación, se deben hacer controles muy estrictos de su evolución”. La enfermedad transmitida por un paciente mal vacunado es más potente. Diario EL MUNDO, 15 de Diciembre de 2.001

No solo el abuso de antibióticos, también el empleo masivo de vacunas con protección incompleta (y según estos autores, “las vacunas que ofrecen una protección completa son pocas”)pueden estar favoreciendo el desarrollo de microorganismos mucho más virulentos. Estos mismos investigadores aluden también a un argumento que rara vez merece atención en los ámbitos de investigación y clínicos convencionales: la ausencia de sistemas de recogida de efectos a largo plazo de las vacunas, aspecto a todas luces fundamental en la evaluación final de su seguridad. Es decir, en la práctica, ignoramos  los efectos a largo plazo de las vacunas.

  1. LA OMS ADMITE ERRORES EN SUS ESTADISTICAS SOBRE LA VACUNACION

El departamento de vacunas de la Organización Mundial de la Salud ha analizado, junto con Unicef, las estadísticas de vacunación que han manejado en los últimos veinte años, y su conclusión es que han aceptado como verdaderos datos incompletos o claramente erróneos. Ambas organizaciones están preparando nuevas estimaciones de sus datos tras comparar sus estadísticas con estudios independientes, según los cuales, por ejemplo, la inmunización contra la rubéola en 1.999 llegaba al 61 por ciento de la población, y no al 91 como decían los datos de la OMS. Diario Médico, 21 de Noviembre de 2.001

    Una nueva “tromba” de reflexiones, suscitadas por la lectura de la prensa.

Primera: resulta que los datos estadísticos, que respaldan actuaciones vacunales masivas puede que tampoco reflejen la realidad, al menos en este caso. El contexto estadístico, otro de los pilares que sustentan su aplicación, también “bajo sospecha”.

Segunda reflexión, que nos retrotrae a la referencia anterior: se constata la vacunación incompleta contra la rubéola (el 61 por ciento real, en vez del 91 por ciento supuesto) y, por tanto, la posibilidad de generar con esta práctica virus de la rubéola de mayor virulencia, lo cual, de ser cierto, sería una consecuencia difícilmente presentable como medida de salud pública. Tercera, y ya lo dejamos aquí: se pone de manifiesto la importancia de los estudios independientes en la evaluación de la eficacia, seguridad, y, en general, de cualquier aspecto relacionado con las vacunas.

    Al principio de la charla, aludíamos a la erradicación de una enfermedad como objetivo final, que justificaría su vacunación masiva y prolongada. Pues bien, una propuesta reciente, que va tomando cuerpo, es que la prevención de una enfermedad con su vacunación no es suficiente, su erradicación… tampoco:

  1. “NO SE DEBEN ELIMINAR LAS VACUNAS A PESAR DE HABER ERRADICADO TOTALMENTE UNA PATOLOGÍA”

Según Robert Chen, director de Seguridad Vacunal del Programa Nacional de Inmunizaciones del CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, EE.UU.), “es un lujo mantener el concepto de cortar la vacunación a la población cuando una enfermedad ha sido erradicada”. Diario Médico, 21 de Noviembre de 2.001

   Por excesiva que pueda parecer desde una perspectiva crítica de las vacunas, la propuesta tiene su lógica desde una perspectiva pro-vacunal, tiene su aceptación y yo le auguro un futuro halagüeño. Semejante estado de inmunidad de la especie humana, vacuno-dependiente a perpetuidad, es, como poco, cuestionable. Sin embargo, esto es “lo último” en la línea pro-vacunal dominante.

Terminando

   Son tiempos de revisión crítica de enfoques y actitudes asumidos a veces como definitivos en múltiples aspectos de nuestras vidas, desde las condiciones medio-ambientales hasta cuestiones relacionadas con el medio interno, con nuestra salud en definitiva.

   La vacunación, con ser una práctica cuya población diana “ideal” es TODA la población, no recibe la atención proporcional que le corresponde, y, en cualquier caso, no puede sustraerse a esta necesaria revisión.

Son contados los foros en los que profesionales y usuarios tenemos la oportunidad de debatir abiertamente sobre este asunto. Es destacable, en este sentido, la labor de la Liga por la Libertad de la Vacunación, promoviendo estos encuentros. Nuestra actitud personal no es un  maniqueo “a favor” o “en contra” en un tema sanitario de esta importancia. Estamos por una revisión y actualización de los diferentes contextos que enmarcan y justifican esta práctica sanitaria, con el objeto de determinar con precisión el espacio que, sin duda, le corresponde como recurso sanitario a nuestra disposición. Y de este modo, nos alineamos en el mismo frente revisionista, valga la expresión, que:

  • la Agencia de Evaluación de Tecnologías Médicas de Cataluña, testando consolidadas prácticas sanitarias que, finalmente, carecen de validez;
  • microbiólogos clínicos como el Dr. Baquero y  otros, llamando la atención sobre los peligros del abuso de los antibióticos;
  • investigadores  clínicos y epidemiólogos, poniendo en evidencia los fallos metodológicos en la evaluación de la eficacia y seguridad reales de fármacos y vacunas;
  • editores de las principales revistas médicas, denunciando públicamente la falsedad de los resultados de muchos de los ensayos clínicos que respaldan su empleo, así como las presiones de los fabricantes para orientar en sentidos poco éticos investigaciones y publicaciones referentes a sus productos;
  • farmacéuticos hospitalarios y farmacólogos clínicos, atestiguando todos estos excesos y fallos también en el ámbito hospitalario;
  • otros investigadores, poniendo de manifiesto la inexistencia de sistemas de recogida de los efectos a largo plazo de las vacunas, lo cual, dicho sea de paso, se viene denunciando desde ámbitos llamados alternativos desde hace mucho, mucho tiempo.

    El límite es el cielo. Con estos y otros replanteamientos, con la implementación generalizada de sus conclusiones, la “cascada de la confianza” debería transformarse en la red de la co-responsabilidad:

  • la buena fe de los fabricantes de vacunas, además de supuesta, deberá ser objetivada, incorporando en sus procesos de investigación, experimentación, publicación y control post-comercialización actualizadas normas éticas;
  • los expertos en vacunas y en áreas sanitarias y científicas relacionadas deberán mantener operativo un espíritu crítico, contar con datos independientes que contrasten los recibidos de la industria farmacéutica y declarar públicamente, si los hubiera, los vínculos que mantienen con los fabricantes de vacunas cada vez que avalen datos y estudios referentes a las mismas;
  • las autoridades sanitarias reforzarán su posición de garantes de la salud pública, promoviendo estudios e información veraces,
  • y la población… bueno, la población somos todos, son Uds. Así que Uds. tienen la palabra.

      Muchas gracias

Publicado en  Revista Homeopática, Julio de 2003. Nº 48:22-28

 Acontecimientos adversos post-vacunales:

Una aproximación a la bibliografía

Concepto

Acontecimiento Adverso por Medicamento (AAM) es todo efecto no deseado derivado del empleo de un agente medicinal, sea con fines terapéuticos, preventivos o diagnósticos. El término abarca tanto las clásicas Reacciones Adversas a Medicamentos (efectos tras su empleo adecuado) como los Errores de Medicación (efectos tras su empleo inadecuado).

Introducción

En el verano de 1.999 diversos colectivos constituyeron en Yenne (Francia) el Foro Europeo de Vigilancia sobre Vacunas (FEVV/EFVV) con la intención de crear una red de recogida de efectos adversos post-vacunales. En la actualidad, el Foro cuenta con representantes de 10 países: Alemania, Bélgica, España(Liga por la Libertad de la Vacunación), Francia, Gran Bretaña, Holanda, Israel, Italia, Luxemburgo y Suiza. Entre los objetivos planteados figuraba la presentación de un informe en el Parlamento Europeo sobre Acontecimientos Adversos Post-Vacunales (AAPV) El informe incluiría, además, una revisión de este tema en las publicaciones científicas. Se me encargó iniciar esta revisión.

Objetivo

Una aproximación a la relación entre vacunas y AAPV, a través de los estudios publicados.

Método

Revisión no sistemática de bibliografía sobre AAPV y seguridad vacunal. He consultado la base de datos MedLine, a partir de los términos de búsqueda adverse events/effects and vaccines. En función de mi interés personal y de la accesibilidad de las referencias halladas, he leído solo su Abstract (Resumen) o los trabajos en su totalidad, o bien me he limitado a registrar la referencia. Cuando me ha parecido de interés, he ampliado la búsqueda a las “referencias de las referencias” halladas.

Resultados

He abiertoen torno a 500 fichas directamente relacionadas conAAPV. Surgen los siguientes temas principales:

  • Efectos adversos asociados a diferentes vacunas. (Ver al final las asociaciones de Acontecimientos Adversos y Vacunas, con sus referencias).
  • Estudios que no confirman previas asociaciones comunicadas.
  • Estudios cuyos resultados refutan previas asociaciones entre vacunas y AAPV, o que postulan su seguridad.

Discusión

   Después de una lectura incluso superficial de la bibliografía sobre AAPV puede objetivarse una mayoritaria aceptación de la seguridad de las vacunas por parte de los autores, sin duda porque los estudios publicados parecen apoyarla. Sin embargo, buena parte de los estudios sobre incidencia y gravedad de AAPV en la fase post-comercialización se han realizado a partir de los sistemas de notificación voluntaria, cuyas limitaciones se van haciendo cada vez más patentes. Por ejemplo, está suficientemente reconocida la marcada infra-notificación de AAM, en general, y probablemente mayor aún (es una apreciación subjetiva) por agentes medicinales que, como las vacunas, a menudo se prejuzgan seguros.

   Un factor determinante de dicha infra-notificación de AAM es que solo suele ser obligatorio notificar AAM nuevos o graves, sin estar lo suficientemente accesible para el posible agente notificador qué ha de entenderse por nuevo o grave. Conclusiones respecto a la seguridad vacunal derivadas de estos imprecisos datos básicos tendrán una validez limitada.

   La precaria base que sustenta esta implícita seguridadvacunal queda perfectamente ilustrada en el escrito de Ball et al (2001). Tras poner de manifiesto las limitaciones del sistema norteamericano de notificación de AAPV, en particular en lo referente a  infra-notificación, y a las dificultades  para  establecer una relación causal entre vacuna y AAM en la mayoría de los casos, concluyen (a partir de estas limitadas notificaciones) que resulta tranquilizador respecto a la seguridad de la vacuna meningocócica el hecho de que se hayan notificado pocos AAPV graves.

   Más consciente de estos condicionantes en la interpretación de los datos sobre AAPV disponibles, Siev (1999) alerta respecto de que cualquier análisis de las notificaciones espontáneas de AAM debe considerar los múltiples sesgos inherentes en la observación y notificación de AAPV.

   El diferente grado de observación de los posibles AAPV, condicionado a su vez por diversos factores, ha merecido también la atención de autores. Uno de estos  factores es la antigüedad en el mercado de una determinada vacuna. Repetidamente se reconoce en la literatura el hecho de que, ante una nueva vacuna, en la medida en que un mayor número de individuos la recibe, pueden hacerse más evidentes los AAM no detectados durante la fase III de los ensayos clínicos. Sin embargo, este previsible resultado no llega a inducir en la práctica un mayor control sistemático de los posibles AAPV en esta fase post-comercialización, probablemente debido, al menos en parte, a la aceptada seguridad implícita de las vacunas, a la que ya he aludido.

   Otro aspecto de estas diferencias en la observación de los AAPV se refiere al hecho, también reconocido desde hace tiempo, de que la mayor atención que los profesionales sanitarios prestan hacia un determinado diagnóstico incrementa las cifras de incidencia del mismo. Esto mismo ha sucedido con la vacuna inactivada de la polio. Wattigney et al (2001) refieren un marcado aumento de notificaciones de AAM de la vacuna inactivada de la polio coincidente con el inicio del programa de vacunación secuencial contra la polio (Inactivada/Oral). La inversa parece ser también cierta. Un trabajo de Jonville-Bera et al (1999) concluye que la incidencia de AAM notificados por vacunas pentavalentes es muy baja, probablemente infraestimada, debido a la infra-notificación por parte de los prescriptores de AAM por vacunas con alguna antigüedad en el mercado.

   Por otra parte, acciones dirigidas a una mayor concienciación para la notificación de AAM aumentan asimismo el número de éstas, como refieren Clarkson et al (2001): se recibieron más del doble de notificaciones durante el primer año de una monitorización de RAM (Reacción Adversa a Medicamento) en población pediátrica.

   En resumen, la evidencia disponible (de este modo obtenida) respecto a la  asociación (o la ausencia de asociación) de un posible AAM y una determinada vacuna, apoya suficientemente en opinión de numerosos autores su seguridad.

   Otros autores, sin embargo, llaman la atención sobre la limitada validez de dicha evidencia. Por ejemplo, 

  • Singleton et al (1999) concluyen  en sus trabajos que el estudio de la seguridad vacunal es complicado, debido a infra-notificación, notificación errónea, frecuentes exposiciones múltiples y resultados igualmente múltiples.
  • Ward (2000) condiciona la comprensión de muchos AAPV, e incluso su prevención, a que los recursos humanos y económicos necesarios para monitorizar y estudiar la seguridad vacunal vayan parejos al ritmo acelerado del desarrollo vacunal.
  • Finalmente, Jefferson (2001) apunta posibles soluciones a los problemas actuales que limitan la precisión de los actuales métodos de vigilancia vacunal: ensayos más extensos y prolongados, índices actualizados de evidencia, bases de datos interconectadas, registros prospectivos de vacunación, codificación de barras de las vacunas y estandarización de las definiciones de AAPV. Medidas cuya implementación efectiva dibujarían un panorama más verídico de esta realidad.

   Además de esta diferente valoración entre autores de la evidencia disponible en apoyo de la seguridad vacunal, hay también un evidente disenso en lo que respecta a la priorización de las actuaciones relacionadas con las vacunaciones. Pues, si como he referido, los hay que priorizan intervenciones destinadas a conocer la seguridad real de las vacunas, otros, como Pareek et al (2000) proponen prioritariamente a las autoridades sanitarias aumentar la cobertura vacunal Sarampión-Rubéola-Parotiditis por la vía de intensificar la educación de los usuarios por parte del médico generalista – Dionne et al (2001)  proponen que sea por parte del personal de enfermería -, sugiriendo intervenciones sistemáticas para mejorar la convicción de las madres respecto de los beneficios de la vacunación. Desde un enfoque más precavido, no parece prudente preconizar aumentos de coberturas vacunales sin plantear, al menos simultáneamente (por no decir previamente) la necesidad de mejorar la evidencia de su seguridad.

   Abundando en este aspecto, un convencimiento aparentemente incondicional respecto a la seguridad vacunal parece llevar a autores como Merelli et al (2000) al punto de calificar como anecdóticos (con un tacto poco afortunado hacia los afectados, en cuanto al empleo del calificativo) casos notificados de encefalomielitis postvacunal. Al mismo tiempo, ironizan (mediante el procedimiento de entrecomillarlo en sus escritos) respecto del principio de precaución ocasionalmente aplicado por autoridades sanitarias frente a la presencia de posibles AAPV graves. Y, para terminar, responsabilizan a la suspensión temporal de una determinada vacunación por parte de las autoridades sanitarias de la «confusión y preocupación» generadas respecto a la misma. Da la impresión (quizás errónea) de que para estos autores la seguridad de una determinada vacuna es autoridad-sanitaria-dependiente: si el apoyo de ésta es amplio, habrá claridad y tranquilidad; si no lo es, habrá “confusión y preocupación”.

   Esta especie de fe ciega en la seguridad vacunal resulta por otra parte escasamente operativa en momentos cruciales de actuación vacunal. Por ejemplo, no existe consenso a la hora de vacunar a pacientes con posible riesgo de afectación post-vacunal. Esta incertidumbre queda reflejada en la sugerencia de Miyake et al (2001) de administrar «con precaución» la vacuna Sarampión a niños con convulsiones febriles previas, tras demostrar que en ellos existe un mayor riesgo de presentarlas. Similar expresión de «administrar con precaución« se halla en la información reflejada en el Vademecum Internacional respecto de la administración de algunas vacunas a embarazadas. Cuestiones a todas luces relevantes, a saber, cómo se administra una vacuna «con precaución», por parte de quién, en qué entorno sanitario (¿o educativo?, no olvidemos que se vacuna en escuelas), con qué período posterior de observación, etc., etc., quedan aún por determinar.

Conclusiones y propuestas

1.- En una revisión bibliográfica es necesario definir los objetivos, de cara a un diseño definitivo en cuanto a la metodología a aplicar. Las opciones son amplias: desde la mera inclusión, sin evaluar, de las asociaciones descritas en la bibliografía entre vacunas y AAPV, hasta la realización de una revisión sistemática usual, cumpliendo con una metodología rigurosa al respecto (en cuanto a definición de objetivos, estrategia de búsqueda, criterios de selección, recogida y análisis de datos, etc.), de duración probablemente prolongada y requiriendo recursos humanos y  económicos por evaluar. Un término medio sería iniciar el registro nominal de la bibliografía al respecto, y a medio/largo plazo plantearse un diseño más riguroso. Una revisión sistemática debería incluir, entre otros:

– bases bibliográficas generales: Medline, Index Medicus, Indice Médico Español, bases disponibles en los países que constituyen el FEVV/EFVV;

– bases bibliográficas de Medicina Basada en la Evidencia: Cochrane Library, EMBASE, etc.;

– bases de datos accesibles de los Centros de Farmacovigilancia de cada región o país;

– bibliografía publicada en las diferentes lenguas de los países miembros.

2.- Dependiendo de la modalidad elegida y de la colaboración de los agentes implicados en la recogida de información, podría llegar a obtenerse abundante información, que precisaría para su gestión de una comisión de trabajo (al menos de un coordinador), del empleo de la informática (con una actualización y validación periódicas de los contenidos), así como de la interconexión de tal  creciente base de datos con tantas redes como fuera preciso, para facilitar la disponibilidad general de la información. Por supuesto garantizando el cumplimiento de las normativas ético-legales pertinentes, en cuanto a preservación de la confidencialidad de los datos, acceso restringido, etc., etc.

3.-  De cara a una más precisa valoración de los AAPV, y dado su evidente carácter de interés general, sería recomendable una mayor concienciación tanto entre los profesionales sanitarios como entre la población. Habría que facilitar a ambos la notificación inmediata de cualquier efecto sospechoso de AAPV. Sería deseable la integración  de los usuarios de la sanidad en esta labor, lo cual se está ya intentando a su correspondiente escala en el Sistema VAO (Vacunación Asunto a Observar), promovido  por este Foro.

4.- Por último, se plantea como muy conveniente la colaboración con los Sistemas de Farmacovigilancia (FV) existentes en cada país, con el objetivo de complementar su trabajo. El Sistema Español de Fármacovigilancia dispone de la base de datos F.E.D.R.A., a cuya información se puede acceder con determinados requisitos y formalidades.

Referencias

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Difteria-Tétanos-Poliomielitis: Neuritis óptica (Burkhard et al, 2001).

Difteria-Tos ferina: Encefalopatía (Sutherland, 1953).

Fiebre amarilla: Hepatitis y deceso (Chan et al, 2001), Fiebre y Fracaso MultiOrgánico (Martin et al, 2001), Fiebre hemorrágica (Vasconcelos et al, 2001), Encefalitis (Fox et al, 1942).

Gripe: Púrpura de Schönlein-Henoch (Watanabe et al, 2001), Polimialgia reumática (Saadoun et al, 2001), Exacerbación de Esclerosis Múltiple (De Keyser et al, 1998), Síndrome Guillain-Barré (Lasky, 1998), Arteritis de células gigantes (Pérez et al, 2000), Meningoencefalitis (Rosenberg, 1970), Encefalopatía (Warren, 1956).

Hepatitis B: Liquen plano (Daramola et al, 2002; Al-Khenaizan, 2001), Poliradiculoneuritis con posterior evolución a FMO (Fracaso MultiOrgánico), shock séptico, SDRA (Síndrome de Distrés Respiratorio del Adulto) y fallecimiento (Sindern et al, 2001), Vasculitis de grandes vasos (Zaas et al, 2001), Periarteritis nodosa (Saadoun et al, 2001), Glomerulonefritis (Pennesi et al, 2002), Mielitis (Karaali et al, 2001), Síndrome “dot” blanco múltiple evanescente (Fine et al, 2001), Neuritis bilateral (Berkman, 1996), Enfermedad desmielinizante del SNC (Halsey, 1999;  Gout et al, 1997; Herroelenetal, 1991)), Mielitis aguda (Mahassin, 1993), Mielitis transversa (Trevisani, 1993), Arteritis de grandes vasos (Zaas, 2001), Periarteritis nodosa, (Saadoun et al, 2001).

— Hepatitis B y Sarampión: Síndrome de Gianotti-Crosti (Andiran et al, 2002).

Lyme: Artritis (Rose et al, 2001.)

Meningitis C: Púrpura de Schönlein-Henoch (Courtney et al, 2001).

Polio: Parálisis flácida aguda asociada a poliovirus circulantes derivados de la vacuna (Autor no citado, 2001), Poliomielitis (Autor no citado, 2001), Síndrome de Gianotti-Crosti (Erkek et al, 2001).

Rabia: Poliradiculoneuritis (Alvord, 1987), Encefalomielitis y polineuritis (Hemachudha et al, 1987), Síndrome de esclerosis diseminada (Pathak, 1967).

Rotavirus: Invaginación intestinal (Zanardi et al, 2001).

Sarampión-Rubéola-Parotiditis: Autismo (Altmann, 2000), Enfermedad inflamatoria intestinal (Amin et al, 1999), Meningitis aséptica (Cunha, 1998; Miller, 1999).

Tétanos: Arteritis temporal (Saadoun et al, 2001), Artritis reactiva recurrente (Kaul et al, 2002).

Tos ferina: Encefalopatía (Globus et al, 1949).

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Charla. Biocultura. Madrid, 7 de Noviembre de 2004.

Publicado en Revista Homeopática, Diciembre de 2004. Nº 52:29-35 y en Vacunación Libre Nº 11, Mayo 2005

Vacunas, infección y homeopatía

 

Introducción

En primer lugar quiero agradecer a la Liga por la Libertad de Vacunación su invitación a participar en estas jornadas. Me han propuesto hablar sobre Vacunas homeopáticas, a partir de haber detectado entre el público un interés en este tema. Voy a presentarles algunos argumentos sobre vacunas, infección y homeopatía, y después comentaremos algo acerca de estas vacunas llamadas homeopáticas.

   Como van a comprobar, buena parte de estos argumentos relativos a vacunas e infección vienen respaldados con datos y declaraciones publicadas en la prensa, generalmente médica, que nos van a leer algunos voluntarios entre Uds., si son tan amables. Son, por cierto, argumentos desarrollados a partir  de un enfoque crítico desde dentro del propio sistema, valga la expresión, que es donde se ubica un servidor de Uds. No participo de la actitud un tanto paranoica de quien ve en todo (y, al parecer, desde fuera) maquinaciones del “sistema” para perjudicarnos. Creo  que el “sistema” en cuestión tiene cosas buenas y otras manifiestamente mejorables, y que entre todos las podemos mejorar. De momento, el asunto de las vacunaciones masivas suscita algunas reflexiones.

¿Enfermedad o prevención?

  Actualmente se están desarrollando vacunas para, entre otras, una serie de enfermedades degenerativas, neoplásicas y autoinmunes. Hoy vamos a referirnos al objetivo clásico en el empleo de vacunas: la prevención de enfermedades infecto-contagiosas.

   ¿Enfermar o prevenir? La disyuntiva parece ociosa si consideramos la enfermedad bajo un enfoque reduccionista. Un enfoque reduccionista considera la enfermedad infecciosa bajo el prisma de microbio-ataca-a-persona. ¿Qué prefiere Ud., que su hijo pase tal enfermedad infecciosa, para prevenir la cual disponemos de vacuna, o que no la pase? Buena parte del desarrollo vacunal se sustenta en un enfoque un tanto reduccionista del problema infeccioso. Pero la realidad es más compleja y ello nos obliga a considerar los fenómenos de la enfermedad (infecciosa o de otro tipo), los fenómenos de la curación y la propia salud con un enfoque ampliado. Nos obliga a tener en cuenta múltiples variables antes de adoptar medidas tendentes a la sistemática supresión o desviación de funciones a menudo necesarias.

   Porque, a veces, lo que llamamos enfermar es parte del proceso de desarrollo del sistema inmunitario, y prevenir puede suponer, simplemente, alterarlo, y postergar el riesgo de contraer la enfermedad contra la que hemos vacunado a edades en las que son más frecuentes las complicaciones. Así, la vacunación en la infancia contra el sarampión y la varicela confiere una protección con fecha de caducidad, que hace que el vacunado quede expuesto a contraer y desarrollar la correspondiente enfermedad en edades más tardías, en las que son mayores los riesgos de complicaciones… salvo que se instaure una revacunación periódica.

   He mencionado que “prevenir” puede significar alterar el desarrollo normal del sistema inmunitario. Esto conecta con uno de los aspectos del binomio infección-inmunidad que viene requiriendo en los últimos tiempos mayor atención dentro de la comunidad científica. Es la llamada hipótesis de la higiene: parece ser que el aumento de enfermedades alérgicas en los últimos decenios está directamente relacionado con el descenso de las infecciones en la infancia, lo cual se relaciona, a su vez, con el mayor consumo de antibióticos y vacunas. Se habla de inmuno-desviación: si el sistema inmunitario no se ve expuesto al estímulo de infecciones durante la primera infancia, evolucionará en su desarrollo haciendo al individuo más propenso al desarrollo de enfermedades alérgicas1,2. Dicho de otra forma, a menos infecciones en etapas tempranas de la vida, más alergias.

   La hipótesis de la higiene es hoy por hoy eso, una hipótesis, más o menos demodaen ámbitos científicos, y probablemente pasado mañana la comunidad científica la desechará por incompleta, como sucede con todas las hipótesis que intentan simplificar fenómenos complejos. No obstante, se pone de manifiesto que a la hora de hacer balances entre las ventajas e inconvenientes de las vacunaciones masivas tendremos que valorar las posibles consecuencias a varios niveles y a diferentes plazos, más allá de la simple disminución estadística de la incidencia de algunas de ellas.

 Respuestas condicionan preguntas

   Entonces, si la respuesta (es decir, el objetivo de una actuación preventiva o terapéutica) es PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES, POR SUPUESTO, PERO ASEGURANDO LA MÍNIMA PERTURBACIÓN DE LAS SALUDABLES RESPUESTAS DEFENSIVAS Y ADAPTATIVAS, entonces, ¿cuál será la pregunta? Si alguien ha de hacerlo, que no nos pregunten así, por las bravas, si preferimos enfermar o prevenir,  sino más bien si queremos un sistema inmunológico en proceso natural de desarrollo y adaptación al entorno o uno indefenso, permanentemente expuesto a algunos de sus agentes patógenos por falta de maduración, dejándonos en una perpetua necesidad de protección vacunal (o de otro tipo).

   Cabe plantearse otras preguntas no menos desafiantes desde un enfoque holístico de la salud.

   Un enfoque holístico considera la complejidad e interacción de los procesos biológicos, psicológicos, sociales, etc. que confluyen en los fenómenos de salud, enfermedad y curación de cada persona. Homeopatía y naturismo médico han desarrollado sus métodos a partir de este enfoque holístico. ¿Cuándo deja de ser objetivo legítimo de la terapéutica la supresión/prevención de una reacción normal, defensiva, frente a los agentes infecciosos? La fiebre en los procesos infecciosos, por ejemplo. Ahora está más generalmente aceptado que forma parte de una reacción defensiva, y no hay tanta urgencia en suprimirla. Entonces, si el síntoma es a veces “bueno”, ¿cómo saberlo? ¿Cuándo es el síntoma expresión de enfermedad o de mala evolución de una reacción inicialmente defensiva o adaptativa, y por tanto susceptible de intervención terapéutica, y cuándo lo es de salud, y por tanto susceptible de una actitud expectante? Si la supresión sistemática de toda reacción saludable, ya sea por la vía de la supresión farmacológica de los síntomas o de la “prevención” de enfermedades infecciosas, no fuera la mejor vía: ¿cuáles serían las consecuencias a corto y largo plazo cuando se emplea masivamente este procedimiento en la población, como se está haciendo en la actualidad? Arduas cuestiones para tan escasa voluntad y tan precarios recursos de investigación disponibles. Y ¿cómo había de ser de otra forma, cuando, hablando de enfermedades infecciosas en particular, la hipótesis de partida es que quizá no sean necesarios más antibióticos y vacunas, sino menos?

   Por otra parte, “matar el bicho” puede no ser siempre la mejor opción. Conclusión de un estudio publicado en la revista médica The New England Journal of Medicine en Junio de 2.000: el tratamiento antibiótico de niños afectados de gastroenteritis por una cepa particular de Escherichia coli aumenta el riesgo de una afección de importancia llamada síndrome hemolítico urémico3. ¿Lo es (la mejor opción) prevenir toda enfermedad prevenible con su vacuna?

   Después de todo, ¿no será la vacunación masiva otra forma de simple atenuación de la enfermedad correspondiente en algunos individuos vacunados, pero con consecuencias colectivas opuestas a las previstas?

   Hay quien piensa que los niños no vacunados frente a una enfermedad suponen en cierta forma un peligro para el resto de la comunidad, en el sentido de que pueden disminuir el éxito de una determinada campaña de vacunación. Sucedió en Michigan. La levedad de un brote de varicela debida a la vacunación previa determinó su mayor propagación entre la comunidad escolar4. Al menos en esta ocasión fueron precisamente los niños vacunados los que determinaron la gravedad del brote. No los niños como tales, evidentemente, sino el hecho de estar vacunados. ¿Cuál es el impacto en la salud individual y colectiva de la posible proliferación de formas subclínicas (es decir, con síntomas leves o incluso inaparentes) de las enfermedades contra las que se vacuna masivamente?

   Observaciones con un enfoque ampliado suscitan nuevas reflexiones y nuevas propuestas de investigación y de actuación, no siempre en el sentido de ¡más vacunas!

El ser o no ser de una enfermedad

   ¿No estará pasando en todo lo referente a inmunidad y vacunas algo de lo que ha saltado a la luz pública en otras áreas de la sanidad? Ocasionalmente leemos en los medios de comunicación comentarios que aluden a la excesiva medicalización del sistema. Recientemente la Sociedad Catalana de Medicina de Familia se ha referido a la tendencia a convertir en situaciones patológicas simples procesos vitales como la adolescencia o la menopausia5

   Uno de los factores en el origen de esta excesiva medicalización sería la práctica, al parecer fomentada desde algunas empresas farmacéuticas, de promover la “definición y promoción” de nuevas enfermedades a través de conferencias, foros, reuniones de expertos, congresos, etc. Según un trabajo recientemente publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet, se ha intentado “montar” de esta forma una enfermedad con el nombre de Disfunción Sexual Femenina, al parecer con la única justificación de generar mercado para un determinado fármaco6.

   Aunque no apoyo la demonización de las empresas farmacéuticas, la cuestión pertinente para nuestra charla es: ¿hasta qué punto se están creando falsas necesidades terapéuticas y/o preventivas (en este caso, vacunas) en el ámbito de las enfermedades infecciosas mediante estos y otros métodos “científicos”? Sinceramente, un servidor lo ignora.

  Resumiendo, entonces, el enfoque predominante en el ámbito sanitario reduce el problema de la enfermedad infecto-contagiosa a una situación en la que un microbio atacará al huésped al mínimo descuido. La solución es neutralizar al microbio y, si es posible, erradicarlo. Para ello, un antimicrobiano, y para prevenir la enfermedad, una vacuna.

   Llegados a este punto creo necesario un inciso. Aunque presento el problema de la enfermedad infecto-contagiosa en esta forma coloquial, esquemática, seríamos unos insensatos si nos despreocupáramos de los microbios. El enfoque reduccionista es mejorable, pero no es falso. Los microbios están ahí, algunos de ellos letales. Por si hay entre Uds. alguien que lo ignore, les aseguro que hay personas que mueren con infecciones o quedan con graves secuelas, independientemente de que consideremos el problema desde un enfoque reduccionista u holístico. Sin embargo, aunque el enfoque reduccionista es el más razonable en algunas situaciones clínicas, probablemente no lo sea en todas.

La fe disfrazada de ciencia

   Con todo, y en una época en la que, según se dice, la gente necesita creer, parece haber mucha fe también entre la comunidad científica, en concreto en el absoluto poder curativo y en la absoluta necesidad de los antimicrobianos. El siguiente es un extracto del prólogo de un libro editado este año bajo el título Impacto. Instrucciones médicas para mejorar el cumplimiento terapéutico. Los autores afirman:

El gran esfuerzo en I+D de la industria farmacéutica durante la segunda mitad del siglo XX ha permitido crear antibióticos absolutamente eficaces y seguros (…) Ello se ha traducido en un aumento espectacular de la expectativa de vida, con una drástica reducción de la mortalidad infantil, un incremento sustancial de la calidad de vida relacionada con la salud (…)

  Según esto, a los antibióticos les debemos no solo la expectativa de vida, también su calidad. A todas luces una apreciación excesiva, cuando se escatima en beneficio de los antibióticos el impacto de las mejoras de las condiciones de vida de la población en la disminución de las infecciones. Supongo que una fe similar debió inspirar la actitud de colegas médicos de familia hace un par de años, cuando pedían que se vacunase contra la gripe a toda la población7.

   Pero la fe no está bien vista en el ámbito científico. De pronto alguien invoca la llamada evidencia científica, tótem supremo de la medicina moderna. De pronto se nos remite a las llamadas evidencias, es decir, los trabajos publicados que respaldan un determinado tratamiento o una determinada vacuna. Y es entonces, cuando hacemos revisiones críticas de las supuestas evidencias, que ocasionalmente nos encontramos con cualquier cosa menos con lo publicitado. Actitudes más desapasionadas y análisis más objetivos de las realidades científica y clínica llegan a conclusiones más modestas. Así, la supuesta eficacia parece no ser absoluta, y se concluye, no sin cierta resignación, que no siempre habrá que matar a todo bicho viviente; la supuesta seguridad absoluta deviene cuando menos mejorable; y la llamada evidencia científica pone en evidencia sus pies de barro8,9,10,11,12,13.

   Así pues, con el apoyo de la “absoluta eficacia y seguridad” de los antibióticos, supuestamente avalada por la evidencia científica, se pretende validar y perpetuar el enfoque reduccionista de la enfermedad infecciosa y, en consecuencia, justificar la proliferación vacunal. En cambio, una eficacia relativa y una seguridad mal conocida de los agentes medicinales, junto a una evidencia científica no tan venerable, invitan a considerar otras opciones, otros métodos para enfrentar las enfermedades infecciosas.

Recapitulando

    Van surgiendo algunos argumentos que creo interesante destacar:

  • La eficacia y seguridad de los agentes medicinales, incluidas las vacunas, está sobre- valorada, condicionando a veces una fe en ellos no menos ciega que otras creencias. Esta fepuede afectar (y ocasionalmente afecta) por igual a la comunidad científica, a las autoridades sanitarias y a la población.
  • Hay una tendencia a una excesiva medicalización y farmacologización (disculpen la palabreja) de todo lo relacionado con la salud, lo cual genera dependencia y dispara el gasto sanitario en detrimento de la promoción de los factores y hábitos de vida saludables, de la autonomía de las personas y de su responsabilidad en su salud.
  • Ocasionalmente se intenta “inventar” enfermedades donde solo hay situaciones normales, y acto seguido se introducen agentes medicinales para tratarlas y/o prevenirlas.

    La limitación de tiempo me obliga a dejar aquí esta serie de argumentos e interrogantes abiertos a partir de un enfoque crítico del asunto de las vacunaciones masivas y de un enfoque holístico de la enfermedad. Para una mayor profundización  en ellos, les recomiendo el excelente libro del Dr. Juan Manuel Marín Vacunaciones sistemáticas en cuestión, recientemente publicado por la editorial Icaria.

La homeopatía en poco más de dos palabras

   Hablando de libros, un colega y amigo, el Dr. Emilio Morales, de Sevilla, es el autor de otro libro, también recientemente  publicado. Con el arte  que le caracteriza lo ha titulado La homeopatía en dos palabras. Mayor capacidad de síntesis no cabe pedir, y a un servidor le gustaría tener algo de ese arte para presentar ahora, sin cansarles a Uds., lo mínimo de la homeopatía que sirva a los propósitos divulgativos de esta charla.

   En homeopatía se consideran los fenómenos de enfermedad y curación desde un enfoque en primer lugar INDIVIDUAL: son los síntomas peculiares de cada paciente los que orientan el tratamiento, la evolución y, llegado el caso, la prevención. El término síntoma adquiere en homeopatía un sentido mucho más amplio que  el convencional (dolor de cabeza, fiebre o tensión alta), e incluye todo rasgo del paciente que expresa su particular reactividad, ya sea de orden físico, psíquico, conductual, etc. 

   Y en segundo lugar, en homeopatía se consideran la enfermedad y la curación desde un enfoque GLOBAL: es la totalidad de alteraciones de cada paciente lo que necesitamos conocer.

  Ello significa que adjudicamos a los síntomas un valor especial: son expresión de la particular manera de reaccionar de cada uno/a frente a múltiples estímulos, incluidos los agentes infecciosos. Y este conocimiento tiene un objetivo fundamentalmente práctico: es lo que necesitamos saber para un adecuado tratamiento homeopático. Pero, ¡ojo!, partiendo del conocimiento de la fisiología, de la patología, del diagnóstico, etc., digamos convencionales.

  De cara a una óptima aplicación de la homeopatía, esto implica necesariamente un diagnóstico y un seguimiento preferiblemente médicos. Hoy por hoy, bajo el término “homeopatía” se pretende hacer pasar toda una serie de variopintas concepciones, creencias y técnicas basadas en interpretaciones subjetivas e intuiciones más o menos visionarias, cuando no en intereses puramente comerciales. En ellas, el diagnóstico médico se sustituye por etéreas valoraciones energéticas; la correcta valoración médica del caso individual por diversa aparatología electrónica de utilidad insuficientemente contrastada, y el arduo estudio de (y familiarización con) los instrumentos básicos de prescripción de la homeopatía por “prescripciones” instantáneas de manual del tipo Cúrese Ud. mismo con la homeopatía.

  ¿Quiero decir que estas diversas “homeopatías” carecen de efecto? No necesariamente, pero ya se alejan de la homeopatía clásica. Y en toda actividad divulgativa como esta charla tenemos que referirnos a esta “diversidad» dentro de la homeopatía. Si queremos ser coherentes, tenemos que sacarnos la viga del propio ojo antes que buscar la paja en el ajeno. ¿No les parece?

  ¿Cómo aplicamos la homeopatía en las enfermedades infecciosas? ¿Qué hay de las llamadas vacunas homeopáticas?

Vacunas ¿homeopáticas?

   Al haber desarrollado su método terapéutico a partir de este enfoque global  e individual, la homeopatía lleva  un camino un poco diferente de la llamada medicina convencional, sin por ello ser incompatibles entre sí. En ésta, en la medicina convencional, se desarrollan medidas terapéuticas y preventivas estándares para nombres genéricos de enfermedad. Por eso, las vacunas (vacunas, a secas) pertenecen a la medicina convencional. Pero vacunas homeopáticas… Me suena igual de raro que si escuchase antibióticos homeopáticos.

  ¿Qué se entiende por vacunas homeopáticas? Existen en el mercado preparaciones con la misma presentación que los medicamentos homeopáticos clásicos, a partir de las correspondientes vacunas convencionales. Se emplean ocasionalmente, cuando hay una sospecha suficiente de que una determinada situación clínica (síntoma, secuela, propensiones a determinadas patologías, etc.) se ha desarrollado bien a partir de la administración de una determinada vacuna o de la enfermedad correspondiente. Hay colegas que tienen al parecer cierta experiencia en este campo… Poco más podría decirles de estas llamadas vacunas homeopáticas. Desde mi punto de vista, es una cuestión de término inadecuado.

   ¿Cómo aplicamos la homeopatía en las enfermedades infecciosas? De nuevo, es una cuestión de valoración médica de cada caso individual. En términos generales, y ya para terminar, yo destacaría lo siguiente a modo de hoja de ruta:

  • Lo primero es conocer el margen de seguridad clínica de que disponemos, en función del paciente concreto a tratar. No es lo mismo tratar una otitis en un niño por lo demás sano que una neumonía adquirida en el hospital en un paciente ingresado y ya previamente enfermo.
  • En segundo lugar, es fundamental la decisión del paciente o tutores de cara a la adherencia al tratamiento. Con la información en la mano, tenemos que decidir (cualquiera de nosotros somos potenciales pacientes y/o tutores) si optamos por un tratamiento médico homeopático, esa es nuestra libertad y nuestra responsabilidad.
  • En tercer lugar, y después de haber iniciado un tratamiento homeopático, hay que contar con una valoración correcta de la evolución del caso, para saber si hay una respuesta adecuada y podemos continuar con el mismo, o estamos ante un fracaso terapéutico, y hay que replanteárselo. Es decir, hay que contar con un buen profesional de la homeopatía.
  • Y en cuarto lugar, y ya dirigiéndome más a mis colegas homeópatas, tenemos que fomentar la disposición a someter nuestros resultados a la autocrítica y a valoraciones externas.

  De este modo, intentamos saber cuándo un paciente se ha curado de un proceso infeccioso con la ayuda de la homeopatía y cuándo ha sido una curación espontánea, en la que se hubiera podido prescindir perfectamente de la homeopatía, o, en verdad, de cualquier método terapéutico. Aspiramos a evitar ambos errores: por una parte, que alguien se cuelgue medallas (o se las cuelgue a la homeopatía) por curaciones espontáneas o de dudosa paternidad terapéutica, lo cual nos daría una falsa confianza en este método terapéutico; y, por otra, que ignoremos sus posibilidades reales en este tipo de enfermedades. Gracias por su atención.

Citas

1 INMUNODESVIACIÓN.- Según Antonio Peláez, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, “al nacer, un niño se mueve en un ambiente muy aséptico, con pocos gérmenes y, además, es vacunado para prevenir infecciones. Esto puede producir una inmunodesviación, con lo cual el sistema inmunológico, en vez de tener una respuesta frente a las infecciones se desvía frente a una respuesta alérgica.”  Diario Médico, 6 de Mayo de 2003.

2 LOS HERMANOS MAYORES Y LAS GUARDERÍAS PROTEGEN AL NIÑO DEL ASMA.- Según Mª José Espinosa, coordinadora de asma de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica, “en determinados casos, los procesos infecciosos sufridos en la primera infancia pueden contribuir a adelantar la maduración de la respuesta inmune, lo que se traduce en una mayor resistencia del organismo del pequeño frente a aquellos factores susceptibles de provocar enfermedad.”  Diario Médico, 28 de Enero de 2003.

3 CONCLUSIÓN: El tratamiento antibiótico de niños con infección por E. coli 0157:H7 aumenta el riesgo de síndrome hemolítico urémico. The New England Journal of Medicine, Vol 342, 29 de Junio de 2000.

4 VARICELA Y VACUNAS.- Un artículo aparecido en el Morbidity and Mortality Weekly Report de los CDC (Centros de Control  de Enfermedades) estadounidenses indica que, en un brote de varicela ocurrido el pasado año en el estado de Michigan, los vacunados que contrajeron la enfermedad presentaron una forma más leve de ésta, con menos erupciones. No obstante, los autores señalan que esta forma más leve de varicela pudo provocar indirectamente que el brote fuera más grave. Los investigadores añaden que la levedad de la enfermedad en los niños vacunados hizo pensar a los padres que podían asistir al colegio, lo cual propició la propagación del brote.                                                                                                                     Jano, 4-10 Junio 2004. Vol LXVII Nº 1.524.

5 LA SCMFYC INSTA A DISTINGUIR LOS CASOS QUE PRECISAN TRATARSE DE LOS QUE NO.- La excesiva medicalización del sistema está induciendo desde hace tiempo tratamientos innecesarios. Antoni Peris, vicepresidente de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria ha declarado: “Es una paradoja de la atención sanitaria, que cuantos más recursos se tienen, más enferma la sociedad. Hemos hecho que ciertos procesos vitales como la adolescencia, la menopausia o el envejecimiento se transformen en enfermedad.”Diario Médico, 16 de Junio de 2004.

 6 LA DEFINICIÓN DE DISFUNCIÓN SEXUAL FEMENINA PODRÍA ESTAR MANIPULADA.- La disfunción sexual femenina podría ser una invención de la industria farmacéutica, según la información aportada por Ray Moynihan en el número de mañana de British Medical Journal. Desde el lanzamiento del sildenafilo (Viagra) para la disfunción eréctil se generaron unos beneficios de 1.500 millones de dólares en 2001. Para construir mercados de fármacos similares entre las mujeres, lo primero que se necesita es definir claramente la patología con características evaluables que faciliten la credibilidad de los ensayos clínicos. Durante los pasados seis años, la industria ha organizado diversas reuniones para establecer una definición clara de la patología. Para el autor del informe, “estas revelaciones sobre la DSF deberían activar investigaciones más extensas y rigurosas sobre el papel de las compañías farmacéuticas en la definición y promoción de nuevas patologías”. John Bancroft, de la Universidad de Indiana, ha declarado: “la inhibición de deseo sexual en muchas situaciones es una respuesta funcional y sana de mujeres que sufren estrés o cansancio, y debería prestarse atención a dichos factores.”  Diario Médico, 3 de Enero de 2003.

7 MÉDICOS PIDEN UNA VACUNACIÓN GLOBAL (antigripal), MÁS ALLÁ DE LA INFANTIL, durante la celebración de una jornada de actualización en vacunas para atención primaria, convocada por las sociedades catalana y madrileña de medicina familiar y comunitaria celebrada en Barcelona. “Para nosotros es crucial ampliar el uso de la vacunación. El profesional de la medicina debe dejar de pensar en la aplicación de una vacuna para una edad concreta y empezar a pensar en su aplicación de forma amplia a lo largo de toda la vida de las personas”, ha puntualizado el facultativo Miquel Ángel Mayer. Diario Médico, 31 de Octubre de 2002.

8 DEBEMOS APRENDER A CONVIVIR CON PATÓGENOS QUE NUNCA DESTRUIREMOS, ha declarado Francisco Soriano, del Servicio de Microbiología de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid. Algunos microorganismos son extremadamente patógenos, y el objetivo del ser humano es destruirlos y erradicarlos, pero “hay otros muchos sobre los que estamos convencidos que nunca podremos suprimir, y para ello debemos buscar estrategias que no siempre tienen que pasar, necesariamente, por el empleo de antibióticos”.Diario Médico, 22 de Octubre de 2003.

9 LOS ANTIBACTERIANOS GENERAN EL 23% DE EFECTOS ADVERSOS EN ATENCIÓN PRIMARIA.- Los efectos adversos se encuentran entre los doce primeros motivos de consulta en atención primaria (AP). Los antihipertensivos, analgésicos y antimicrobianos parecen ser los fármacos que más efectos adversos generan en AP. Diario Médico, 2 de Julio de 2004.

10 SE PLANTEA QUE LA INDUSTRIA PUBLIQUE TODA SU INVESTIGACIÓN.- El Comité Internacional de Directores de Revistas  Médicas está pensando requerir a la industria farmacéutica que registre todas sus pruebas clínicas en una base de datos pública, y no solo publicite las que le han ido bien, de manera que sus resultados, positivos o negativos, se puedan considerar para una eventual publicación. Diario Médico, 17 de Junio de 2004.

11 ENSAYOS NO PUBLICADOS DESACONSEJAN LOS ISRS (Antidepresivos) EN LOS NIÑOS.- Un estudio desarrollado por el National Collaborating Centre for Mental Health, en el Reino Unido, y que se publica en el último número de The Lancet, indica que muchos de los estudios publicados en los que se recomiendan fármacos para la depresión infantil podrían no tener fiabilidad real. Del análisis de los ensayos con Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina no publicados, se desprende que el riesgo supera los beneficios.  Diario Médico, 26 de Abril de 2004.

12 ¿ES LA ATENCIÓN PRIMARIA UNA CAUSA PERDIDA?- En una revisión del alcance y aplicación de los ensayos clínicos en la medicina de familia publicada en el British Journal of General Practice del año 2002, Aziz Sheik y colegas concluían que “actualmente hay una aceptación extendida de la ausencia de una base evidente acertada que apuntale muchas de las decisiones tomadas en la atención primaria”.  The Lancet, Editorial. Marzo de 2003.

13 “SOY ENEMIGO NÚMERO UNO DE LA MEDICINA BASADA EN LA EVIDENCIA, CREO QUE ES UNA FALACIA”. Profesor Melchor Álvarez de Mon, catedrático de Patología Médica de la Universidad de Alcalá. Conferencia en la Fundación del Colegio de Médicos de Navarra. Junio de 2004.

Publicado en Documentos para la Reflexión nº 3, 2007

Encefalitis post-vacunación antigripal:

¿Un raro efecto adverso o la punta de un iceberg?

Los sistemas y recursos que tenemos no son suficientes para cumplir

nuestro objetivo de protección de la salud pública.

Thomas Lönngren.

Director de la Agencia Europea para la Evaluación de Medicamentos.

 Diario Médico, 4 de Abril de 2002.

Asistimos a una mujer de 68 años en cuyos antecedentes personales destacaba el diagnóstico realizado ocho meses antes de aplasia medular, y en corticoterapia prolongada por este motivo. Nos fue remitida desde su domicilio, tras una primera valoración facultativa, por haber presentado ese mismo día dos episodios de caída al intentar levantarse, debido a una llamativa incapacidad para mantenerse en pie. Como estábamos en período de campaña vacunal contra la gripe y conocíamos referencias de efectos adversos neurológicos en relación con la vacuna antigripal (VAG) en la literatura médica, preguntamos a la paciente si había recibido la vacuna correspondiente. Su respuesta fue afirmativa, algunos días antes.

   Durante su ingreso, la paciente presentó progresión de los síntomas y signos clínicos, así como aparición de otros nuevos, que en conjunto representaban una marcada agravación neurológica del cuadro. La Resonancia Magnética Nuclear (RMN) puso de manifiesto imágenes compatibles con lesiones inflamatorias múltiples en ambos hemisferios cerebrales. Se practicaron todas las pruebas complementarias pertinentes para determinar la causa de la afección, que resultaron negativas. La evolución tanto clínica como de RMN durante los meses siguientes, con tendencia a la normalización de ambas, permitió asentar como diagnóstico más probable el de Encefalitis post-vacunación antigripal. Notificamos este efecto adverso al Centro de Fármaco-vigilancia y comunicamos el caso a la comunidad científica.

    Existen varios tipos de VAG, según se empleen virus enteros, fraccionados o subunidades. La composición exacta de las vacunas que se utilizan cada año es recomendada por la Organización Mundial de la Salud en base a la información disponible acerca de la prevalencia de aislamientos de cepas concretas que circulan por todo el mundo.

   Se recomienda VAG a amplios y crecientes grupos de población. Su seguridad viene apoyada por los datos disponibles en fase post-comercialización, los cuales dependen en buena medida de los sistemas de notificación voluntaria de los efectos adversos observados. Se viene haciendo hincapié en las limitaciones de estos sistemas para ofrecer una estimación real de la seguridad de los agentes medicinales en general, también de las vacunas: sesgos de observación, marcada Infra-notificación, notificación errónea, dificultades para establecer relación causal entre vacuna y efecto adverso, y escasez de recursos humanos y económicos destinados a la monitorización de su seguridad.

    Se entiende por problemas relacionados con medicamentos (PRM), entre otros, los efectos no deseados derivados del empleo de un agente medicinal, ya sea con fines terapéuticos, preventivos o diagnósticos. El término incluye tanto las clásicas reacciones adversas a medicamentos (RAM), que son los efectos adversos producidos tras su empleo adecuado, como los llamados errores de medicación, que son los efectos no deseados debidos a su empleo inadecuado. Empleo inadecuado de un agente medicinal se produce cuando el riesgo de su administración supera el potencial beneficio, por ejemplo, el empleo de vacunas virales en una situación de inmunodepresión por enfermedad o inducida por medicamentos.

    Tal como se ejecutan en la actualidad, las campañas masivas de vacunación antigripal podrían no ser lo suficientemente selectivas, administrando vacunas de virus vivos o sus fracciones a personas con diferentes grados de inmuno-alteración, especialmente proclives a desarrollar PRM, y por tanto con discutible indicación para recibir determinadas vacunas. Aquella paciente presentaba en el momento de recibir la VAG una situación de inmuno-alteración, condicionada por cortico-terapia prolongada, y aplasia medular.

    La amplitud de la población que recibe cada año la VAG, las limitaciones de los datos que apoyan su seguridad y la necesidad de avanzar hacia una mejor individualización de la vacunación como procedimiento preventivo son argumentos que justifican nuestra atención como clínicos a su posible relación con la enfermedad que presentan nuestros pacientes. En particular (aunque no solo) durante las llamadas campañas vacunales.

LOS VEGETARIANOS PRESENTAN UN MENOR RIESGO DE DIABETES

vegetarianos menor riesgo diabetes

En un estudio realizado por la Escuela Superior de Medicina eslovaca en Bratislava se investigaron los parámetros de resistencia a la insulina entre un grupo de personas que llevaban muchos años siguiendo

una dieta ovo-lacto-vegetariana y un grupo de control.

Los participantes de ambos grupos presentaban un peso normal (Índice de masa corporal (IMC) entre 18,6 y 25,0 kg/m2). Los vegetarianos presentaron unas concentraciones de glucosa, insulina e índice HOMA

notablemente menores que el grupo de control, que seguía una dieta mixta. En estos últimos, se observó un significativo aumento de la resistencia a la insulina, ya en el grupo control de edades comprendidas entre los 31 y 40 años. Los autores del estudio llegaron a la conclusión que una alimentación vegetariana de varios años resulta ventajosa en la prevención del síndrome metabólico, la diabetes y las enfermedades cardio-vasculares.

Referenz:

Valachoviocova M et al: No evidence of insulin resistance in normal weight vegetarians. A case control study; Euro J Nutr. 2005 Jun 10

Abstract cortesía del Dr. Frederic Viñas

La Asociación Española de Médicos Naturistas manifiesta su apoyo a las medidas decretadas por las autoridades sanitarias para la lucha contra la pandemia de la Covid-19

En relación a recientes y confusas informaciones, sobre movimientos sociales que, en legítimo uso de la libertad de expresión, manifiestan ideas diversas no acordes con lo convenido en el ámbito institucional, la junta directiva de la AEMN quiere dejar claro que, desde el principio de esta pandemia, seguimos apoyando, en nuestra condición de médicos/as colegiados/as, miembros de la Organización Médica Colegial, las distintas medidas que las instituciones sanitarias, estatales y autonómicas, siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud, han emprendido para la prevención, control y tratamiento de esta enfermedad.

Como médicos naturistas, estamos especialmente implicados en el fomento de las medidas preventivas, especialmente en las higénicas, en la promoción de hábitos saludables. Por lo tanto vemos con buenos ojos todas las acciones que desde las instituciones sanitarias se establezcan en este sentido, ya que tendrán como resultado una mayor protección y mejora de la salud de la población, aunque, desgraciadamente, tenemos que aceptar que nada de lo que se haga será una panacea.

En lo referente al uso de mascarillas, suscribimos las recomendaciones de la OMC en su 2º Informe de la Comisión Asesora COVID-19-OMC sobre utilización de mascarillas en el ámbito sanitario y población general.

Nosotros seguiremos trabajando, con nuestros pacientes, y haciendo educación sanitaria a la población general, enfocada a promover todos aquellos hábitos que redunden en una mejora de la respuesta inmune frente a las infecciones, y todas las medidas de protección frente a posibles contagios.

Hacemos un llamamiento a la Organización Mundial de la Salud, para dar prioridad a la aplicación de su estrategia sobre medicina tradicional 2014-2023; a adoptar, siempre que sea pertinente, un enfoque de salud y medicina integral en todos los departamentos y crear las estrategias necesarias para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible; para facilitar la colaboración regional de los países y colaborar estrechamente con los centros de investigación de Medicina Tradicional y Complementaria, los profesionales y la sociedad civil para avanzar en la implementación de la Estrategia de Medicina Tradicional de la OMS.

Queremos dejar patente que en una búsqueda bibliográfica en Pubmed, realizada en la Universidad de Valencia, sobre Medicina Naturista, en Enero de 2020, se encontraron 46856 registros, con un número significativo de meta análisis y revisiones sistemáticas.

Pensamos que es el momento de aportar a la Medicina una integración, con una base científica, que permita mejorar la salud de la población, de la forma más eficiente posible, desde diferentes ángulos, fomentando los hábitos saludables, que tanto nos pueden ayudar a hacer una eficaz medicina preventiva.

Consejos sobre el CORONAVIRUS, la COVID19 y la Salud

consejos sobre el coronavirus covid-19

El agente infeccioso, virus o bacteria, es imprescindible para que se produzca la enfermedad infecciosa, pero no es su causa. Los portadores, las personas que tienen el microorganismo pero que no desarrollan la enfermedad, son la prueba de ello. Son las alteraciones del ecosistema interno o terreno (falta de higiene, desnutrición o sobrealimentación, consumo de drogas, exceso de medicación…) y externo (contaminación, cambio climático, manipulación genética…) del individuo las que hacen que el terreno se modifique y favorezca el avance y desarrollo de la infección.

Existen unos hábitos, una forma de vida, que favorece la homeostasis o equilibrio interno y nos ayuda a mantenernos sanos y a recuperar la salud cuando la perdemos. Mientras la prioridad sea combatir el microbio con fármacos que deterioran más el terreno y fomentan las recaídas o reinfecciones y las resistencias a la medicación, se hará difícil disminuir las enfermedades infecciosas.

Es necesario también el abordaje desde disciplinas médicas enfocadas en la mejora del terreno/inmunidad (medicina naturista, medicina tradicional china, homeopatía…) y dejar el tratamiento farmacológico, cuando existe y es eficaz, para las situaciones en que la intensidad y agresividad del virus o bacteria lo requiere. Hemos de ir hacia un tratamiento integrativo escogiendo lo mejor para la persona en cada momento, evitando ante todo perjudicar al paciente, y sabiendo que también existen alimentos y preparados fitoterapéuticos con actividad antibiótica y antiviral, que en algunos casos pueden reducir el uso de fármacos.

El contagio se produce de persona a persona a través de las pequeñas gotas que se expanden al salir de la boca o la nariz de un afectado, cuando tose, estornuda o exhala, o simplemente habla. Estas gotas pueden permanecer en el aire hasta 30 minutos, y después depositarse en los objetos (la propia ropa) y superficies cercanas (hasta 1,5 metros desde donde se estornudó con fuerza). El contacto de nuestras manos con estas gotas, es la vía más frecuente de contagio. Se estima, que, según el material en que estén, estas gotas pueden mantener el virus activo de horas hasta nueve días.

La covid-19, por lo que se conoce hasta ahora, tiene una evolución muy impredecible. Pero podemos decir claramente, que, a pesar de su espectacular incidencia en la vida cotidiana, en la política y en la economía, es una enfermedad con una mortalidad muy inferior al cáncer, a las enfermedades cardiovasculares, a la diabetes, a la gripe… y a la miseria y el hambre.

Hasta ahora, el mayor esfuerzo se hace para evitar su propagación con las medidas de aislamiento de la población, la utilización de mascarillas y las medidas higiénicas como el lavado de manos y la desinfección de los objetos y mobiliario. La mejora del terreno, o estado de salud de las personas, resumido en unas buenas defensas o en una buena respuesta inmunitaria, no es abordada.

Prevención y tratamiento integrativo de la enfermedad Covid-19:

Nuestra propuesta para reducir los casos de covid-19 con sintomatología, y por tanto susceptibles de ser tratados y de saturar las consultas médicas, además de todas las medidas que se están implementando actualmente para evitar la propagación del virus y el colapso del sistema sanitario, es mejorar el terreno (estimular la inmunidad general: específica e inespecífica) para que aquellos que reciban el virus no manifiesten la enfermedad, o la padezcan de la forma más leve posible.

La mejora de la salud del paciente, del terreno, de sus defensas, de su sistema inmunitario, es una barrera para la multiplicación del virus, y un recurso eficaz para combatirlo cuando ya se ha activado con toda sintomatología que le acompaña.

Consejos prácticos

Para la prevención durante la epidemia (pandemia):

● Tomar suplementos que contengan en su composición Vitamina C, própolis, equinácea, tomillo…; preparados con lapacho o pau d’arco (potente antivírico natural) o de hongos inmunoestimulantes (maitake, reishi, shiitake) … para aumentar la inmunidad y combatir el virus. No es necesario tomarlos todos al mismo tiempo. Escoger dos de ellos y tomarlos en la dosis indicada.

● Como alimentos reforzantes de la inmunidad podemos incorporar jalea real o polen (una toma diaria de uno de ellos), levadura de cerveza o nutricional (dos o tres cucharadas soperas diarias en ensaladas, o con caldos vegetales o zumos naturales).

● Beber durante el día, fuera de las comidas, infusiones de tomillo y jengibre.

● La canela es una especia con propiedades antivíricas, y el aceite de coco, en varios estudios, ha demostrado actividad antivírica para los coronavirus. Su uso en la cocina es recomendado.

● En ayunas o a media mañana, cuando siente mejor, tomar un zumo de fruta cítrica recién exprimida, rica en vitamina C (limón, naranja, mandarina, pomelo…), o una macedonia con alguna de estas frutas a las que se le puede añadir kiwi, piña, fresones…

● En la dieta reducir el consumo de lácteos, huevos, y proteína animal, y aumentar el de ensaladas (con ajo y germinados), de fruta y verdura. Consumir frutos secos crudos y productos integrales (la pasta, los cereales…). Y si es posible, que los alimentos sean biológicos u orgánicos.

● El ajo merece especial atención, porque además de ser antibiótico y antivírico, tiene propiedades anticoagulantes, fluidificantes de la sangre, y ahora que están apareciendo tromboembolismos en pacientes graves, puede ser una buena medida de ayuda a la prevención de estas complicaciones. Un par o tres dientes de ajo crudo al día, en ensaladas, verdura, o troceados y tomados con líquido, es una dosis recomendable. Para aquellos que tienen dificultad con el ajo crudo, hay preparados o comprimidos de este alimento. Este consejo, lógicamente, no es para aquellos que se están medicando con anticoagulantes (sintrón, warfarina…) o antiagregantes plaquetarios (aspirina).

● La vitamina D, considerada actualmente como una hormona por su implicación en múltiples funciones de nuestro organismo, es un elemento fundamental en la inmunidad. Debería suplementarse si sus valores están por debajo de la normalidad. En caso de duda, y

en situación de epidemia/pandemia como la actual, pueden tomarse una cápsula diaria de 4000 UI de vitamina D3 (colecalciferol), ya que al ser un precursor no hay riesgo de intoxicación.

● Procurar evacuar diariamente. El estreñimiento crónico es una fuente de fermentaciones y

putrefacciones intestinales que produce catabolitos tóxicos que se reabsorben y alimentan el

terreno para las infecciones. Si es necesario ayudarse con alimentos laxantes (ciruelas secas y

semillas de lino en maceración). Un enema es una ayuda excelente.

● El lavado nasal y los gargarismos con agua de mar (o una dilución de una cucharada rasa de

sal marina o del Himalaya en medio litro de agua) son muy útiles para prevenir, incluso acompañar

al tratamiento. En el caso de los gargarismos, añadiendo zumo de medio limón y unas 30 gotas de

própolis por vaso de agua. La cavidad nasofaríngea es el reservorio del virus, es de donde se toman

las muestras para hacer el diagnóstico, y es el origen de todas las “gotitas” que expulsamos al toser,

estornudar, o simplemente al hablar, y que producen el contagio. Por el mismo motivo que, como explicamos más adelante, se contraindican los vahos (por el arrastre de este fluido hacia los alveolos pulmonares), el arrastre y eliminación de parte de la mucosidad de esta zona, dondese almacena el virus, con el lavado nasal y los gargarismos (dos o tres veces al día) está indicado. Protegiendo la cavidad nasofaríngea, o disminuyendo el reservorio, la prevención y el tratamiento es más eficaz.

Para realizar durante la infección:

No podemos olvidar, que al igual que en la gripe, el tratamiento convencional de la covid-19 consiste en acompañar la enfermedad para aliviar los síntomas y evitar las complicaciones graves.

● Aplicar los mismos consejos que para la prevención, pero haciendo una dieta líquida, o máximo con alguna fruta, mientras haya fiebre.

● La fiebre es un mecanismo de defensa del organismo para superar la infección. Con la elevación de la temperatura por encima de 38ºC, además de frenar el crecimiento microbiano, el interferón, proteína que produce el organismo y que tiene capacidad antivírica y antibacteriana, se hace hasta tres veces más potente en su actividad, y la producción de linfocitos T, células del sistema inmunitario, se incrementa hasta veinte veces. Las combustiones internas que se producen en la fiebre por el aumento de temperatura, destruyen las sustancias morbosas, desintegrándolas y haciendo posible su eliminación a través de los emuntorios orgánicos (sudor, orina, respiración…).

Este efecto no sólo se produce sobre los posibles tóxicos de origen bacteriano, vírico, medicamentoso, etc. que acaban de llegar al organismo, sino también sobre los depósitos de catabólicos orgánicos que llevan tiempo produciéndose, contribuyendo a que pasada la fiebre el paciente recupere la vitalidad y alcance un grado de salud superior al anterior al proceso febril. Por todo esto, no aconsejamos suprimir inmediatamente la fiebre, sino acompañarla, evitando que supere los 40°C, con las medidas citadas anteriormente: dieta líquida con caldos vegetales, zumos, infusiones (de tila y sauco, que son plantas diaforéticas, que provocan sudor) y suplementos inmunoestimulantes, y, si es necesario, un enema. Además, reposo.

● Las clásicas envolturas de tronco (una tela de hilo u algodón sumergida en agua fría y escurrida, rodeando el tórax, envuelta por otra tela seca, más ancha, y una exterior de lana), de más de dos horas de duración, ayudan a transpirar y a bajar la temperatura del paciente al colaborar con la fiebre en la eliminación de tóxicos. Este es un remedio habitual, y muy efectivo, en medicina naturista.

● Si a pesar de todo, la temperatura supera los 40°C, o la fiebre alta se prolonga más allá de cuatro o cinco días, se puede reducir con paracetamol, pero no con ibuprofeno.

● Si hay síntomas importantes de disnea (falta de aire), sí que es imprescindible ir al hospital a hacer una placa de tórax para ver si hay afectación pulmonar, y si es así tratarla además farmacológicamente.

Aprovechamos para agradecer a todos los sanitarios que están recibiendo a los pacientes graves de la covid-19, el esfuerzo y sacrificio que hacen para ayudarles.

Para la prevención general:

Como hemos dicho anteriormente, no es viable una prevención para cada enfermedad. La naturaleza nos ha dotado de unos mecanismos de homeostasis o autorregulación que nos permite mantenernos en salud manteniendo un estilo de vida de acorde con su lenguaje, presente en nuestro ecosistema y en todos aquellos ecosistemas que nos rodean. Mantener nuestra salud es mantener la salud de nuestro entorno.

Unos consejos generales (en lo que depende de nosotros como individuos, no como sociedad) que pueden servir para mantenernos sanos y dificultar la aparición de cualquier patología, incluida infecciosa, son los siguientes:

● Ser ordenado. Ser regular en el horario de comidas y en el de descanso. Dormir como mínimo unas ocho horas para reparar el desgaste diario.

Hidroterapia matinal. Al levantarse es aconsejable tomar una ducha caliente seguida de unos segundos de agua fría, para empezar el día con vitalidad. Finalizar siempre la ducha o baño, sea cual sea la hora del día y la fecha del año, con agua fría. Este ejercicio cardiovascular es necesario para la prevención de resfriados y la salud de las arterias. El agua fría nunca puede perjudicar si el cuerpo está caliente.

Ejercicio o actividad física diaria. Es conveniente practicar diariamente una actividad física para fortalecer nuestro organismo y descargar tensiones. Sería ideal practicarla al aire libre si es posible. El paseo es una buena opción. Es fundamental aprender a respirar bien.

● Evitar los hábitos tóxicos. El tabaco, las bebidas alcohólicas, el café… son sustancias tóxicas que, tomadas regularmente, crean adicción y sobrecargan el hígado, riñones, pulmones… Si se toman, mejor de forma puntual.

● Cuidar la dieta. Es recomendable comer diariamente abundantes frutas, verduras, cereales integrales y frutos secos, preferiblemente de cultivo ecológico. Hay que controlar el consumo de carnes, pescados, huevos y productos lácteos, no tomándolos más de dos o tres veces a la semana. Deben evitarse en las comidas, de forma habitual, los alimentos refinados, vísceras, mariscos y embutidos.

● Beber suficiente agua o líquidos. Lo adecuado, es beber de uno (en invierno) a uno y medio o dos litros (en verano) de agua o líquidos diarios. El agua nutre los tejidos y arrastra las toxinas hacia el exterior a través de la orina y el sudor. Dependiendo de la dieta (si es más o menos hidratada) y la actividad física realizada, estas cantidades pueden variar.

● Un tiempo para el ocio. Es necesario encontrar espacio durante el día para uno mismo. Practicar una afición, como leer, escribir, pintar… ayuda a nuestra realización personal.

● Saber compartir. Hay que aprender a recibir ayuda y darla; a escuchar y hablar. Hay que ejercer la solidaridad.

● Flexibilidad mental. Ser tolerante con la opinión de los demás y desarrollar el sentido del humor es imprescindible para mantener nuestra salud física y psíquica.

● Respetar el entorno. Recordemos que el ser humano no es el centro del universo, y más que a dominarlo ha de aprender a entenderlo y a situarse armónicamente en él respetando todo lo que le rodea, porque la supervivencia del medio en que vivimos es nuestra propia supervivencia.

Resumen extraído del artículo original del Dr. Pedro Ródenas, actualizado en mayo, cuya lectura íntegra recomendamos en la siguiente página web:

La AEMN comparte todas las ideas expresadas en este artículo y hace suyas todas las recomendaciones.