Los investigadores encontraron 3,8 veces más DDE —un producto de la degradación del DDT— en la sangre de 87 enfermos de Alzheimer que en la de 79 sujetos sanos usados como control.
También comprobaron que los portadores del gen que predispone al Alzheimer podrían ser más susceptibles a los efectos del DDE.
Asimismo, detectaron una correlación entre la cantidad de DDE en el suero sanguíneo y en los tejidos del cerebro de fallecidos por esta enfermedad. En ese estudio hallaron que la presencia de DDE aumentó la cantidad de una proteína asociada con las placas amiloides características del Alzheimer.
“Nuestros datos sugieren que la exposición al DDE puede contribuir a aumentar del riesgo en conjunto con otros factores”, dice a SciDev.Net Jason Richardson, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Medicina Ocupacional y Ambiental de la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey, Estados Unidos.
El DDT se usó masivamente en la década de 1940 en el agro y para controlar mosquitos transmisores de enfermedades como malaria. A principios de este siglo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prohibió su empleo en cultivos pero en 2006 volvió a autorizar su uso contra los mosquitos.
Según el estudio, actualmente varios países usan DDT en la agricultura, legal e ilegalmente, pues si bien en Estados Unidos se prohibió en 1972 aún se hallan trazas en 75 a 80 por ciento de muestras analizadas por el Centros de Control y Prevención de Enfermedades de ese país.
“El DDT no se usa en los países latinoamericanos y todos, salvo México, lo han prohibido”, dice a SciDev.Net Juan José Mieres, del Centro de Investigación Toxicológica de la Universidad Católica de Chile.
Pero hay indicios de que persiste en las personas, pues un estudio de 2009 encontró rastros de DDT en la sangre de niños de 11 comunidades rurales de México y Centroamérica.
Patricio Fuentes, neurólogo de la Corporación Alzheimer-Chile, señala a Scidev.Net que a partir del trabajo de Richardson et al no se puede afirmar en forma taxativa que exista una relación lineal de causalidad entre DDT-sangre-cerebro-Alzheimer.
“El estudio detectó DDE en 70 por ciento de los sujetos sanos y no encontró indicios en 20 por ciento de los con Alzheimer. Algunos controles sanos tenían DDE en el tercio más alto”.
“Para probar que a mayor exposición a pesticidas órgano-clorados mayor es el riesgo de desarrollar Alzheimer se requieren análisis en poblaciones más amplias, el despeje de otra variable que pueda estar influyendo y resultados aún más categóricos”, añade Fuentes.
Dwight German, coautor del estudio y profesor de psiquiatría de la Universidad de Tejas, informa que ya están buscando un vínculo directo entre DDT y Alzheimer. De encontrarlo, podrían detectar tempranamente la presencia de DDE en muestras de sangre y eliminar la substancia del paciente.
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