La alergia al polen puede estar presente todo el año, pero de marzo a octubre, es el período más crítico. El aire se llena de granos de polen, microscópicos e invisibles, y los alérgicos comienzan a sentir con más intensidad los síntomas de esta patología. ¿Qué puede aportar la homeopatía en estos casos?
La alergia a los granos del polen se produce cuando nuestro sistema inmunitario identifica a estos erróneamente considerándolos unos intrusos. Como consecuencia se desencadena una serie de reacciones: estornudos, goteo y congestión nasal, lagrimeo, picores, escozor ocular, enrojecimiento ocular, etc.
También pueden aparecer otros signos, tales como trastornos del sueño relacionados con la dificultad respiratoria, fatiga, dolores de cabeza, problemas para concentrarse, irritabilidad, etc., síntomas que interfieren bastante en la vida cotidiana.
Las alergias respiratorias tienen además un componente hereditario demostrado:
Si nuestro padre o nuestra madre padecen una alergia respiratoria, tenemos un riesgo entre el 25 % y el 40 %2 de ser alérgicos.
Si nuestro padre y nuestra madre son alérgicos, el riesgo de serlo es del 40 % al 80 %.
Si nuestros padres no son alérgicos, la probabilidad desciende a un 10 %.
La frecuencia de la rinitis alérgica, una de las manifestaciones de este tipo de alergia, se ha multiplicado por cuatro en los últimos 30 años, y las alergias respiratorias aumentan de forma constante en los países industrializados.
Este incremento se apoya en varias teorías, una de ellas es la contaminación. Según los expertos la polución modifica la estructura interna de los pólenes y los convierte en más alergenizantes e irrita más las mucosas, lo que las hace más sensibles al alérgeno (la sustancia que desencadena la alergia).
Los hábitos de vida (tabaquismo, falta de ejercicio…), la movilidad geográfica, que nos pone en contacto con diferentes tipos de pólenes, también influyen, e incluso algunos investigadores hablan de que un exceso de higiene puede ser otro de los elementos detonantes del aumento de este tipo de alergias.
Tratamiento homeopático para las alergias
La prioridad de los tratamientos alérgicos es aliviar los síntomas y, a largo plazo, reducir las reacciones alérgicas. La homeopatía puede hacer ambas cosas, sola o como complemento de su tratamiento habitual.
Los medicamentos homeopáticos, de los que no se han descrito efecto adversos secundarios relevantes asociados a su toma, se adaptan a toda la familia: niños, embarazadas o mujeres en periodo de lactancia, previa supervisión médica, pueden recurrir a ellos, entre otros.
Un médico homeópata puede actuar sobre el «terreno» con un tratamiento individualizado (que habrá de tomarse generalmente cada semana durante el período de exposición a los alérgenos.)
Además del tratamiento sintomático, el médico te indicará que consultes a un alergólogo para identificar los alérgenos responsables de la alergia o alergias.
La homeopatía permite, por tanto, un tratamiento sintomático de las crisis y también un tratamiento de base durante toda la estación alérgica.
En estos casos, el médico homeópata podrá elegir un medicamento homeopático en función de varias cuestiones:
- Porque actúa sobre los síntomas de la alergia (estornudos, goteo nasal, congestión nasal, lagrimeo, irritación de la garganta…)
- Porque está fabricado a partir de pólenes alergénicos y puede, en un tratamiento de base, reducir progresivamente su sensibilidad a los pólenes.
- Porque está elaborado a partir de histamina o de mediadores de la reacción alérgica y puede modificar su «terreno» alérgico.
Este abordaje global de la alergia a los granos del polen es específico de la homeopatía.
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