Día Mundial del Medio Ambiente: Entrevista al Dr. D. Gabriel Contreras Alemán

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Con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, reproducimos la entrevista concedida a la revista La Tierra, a finales del pasado siglo, aunque lamentablemente de plena actualidad, por nuestro Presidente, recientemente fallecido, el  Dr.  Gabriel Contreras Alemán.

¿Doctor Gabriel Contreras, qué significa para Vd. La palabra Ecología?

Para mí desde el punto de vista médico, la relación entre el ser humano con el medio ambiente, con el que está en estrechísimo contacto, significa empezar a prestarle más atención, puesto que de él recibimos todos los intercambios de aire, agua, alimentos y lógicamente si todo esto no está en el estado natural biológico e incontaminado, como debe estar, va a traer, como está trayendo las enfermedades que todavía la medicina no puede afrontar. Enfermedades inmunitarias, como es la plaga del Siglo XX de los países Occidentales. Cada vez se habla más de estos temas, lo que sucede es que la Ciencia siempre va detrás de los hechos, es decir, que al no haberse demostrado una relación causa y efecto inmediata, no se dice.

La contaminación del aire, el plomo, el cadmio, la contaminación de los alimentos, todo esto, forma un cockail que hoy sabemos perfectamente, hace 50 años no, que el organismo, la vida, funciona a base de enzimas, que son catalizadores de todas las funciones que tienen lugar en el organismo. Los enzimas son bloqueados por estos secuestrantes de enzimas, como son todos los productos químicos que acabo de indicar y ahí se forma un círculo vicioso que a cada organismo le conduce por una parte distinta, para que haga una patología diferente, pero que guarda relación con esta desnaturalización que cada vez más se está produciendo en el mundo industrializado.

Hace años, Fernando Sánchez Dragó en una conferencia expuso que el planeta ha identificado al hombre como suenemigo, y que a través, de los virus conseguiría destruirnos. ¿Qué opina de esta teoría?

Recientemente en el libro del norteamericano Richard Preston ,.«Zona Caliente», basado en hechos verídicos ocurridos en África, vemos que han fallecido enfermeras, médicos y misioneros víctimas de los virus MADBURGO Y EBOLA, que son mucho más letales que el virus del SIDA. La tesis del libro, finaliza diciendo que la tierra es un organismo viviente, y que localiza a un auténtico agresor que pone en peligro la continuación de la vida en ella. Estos virus han estado ahí millones de años inofensivos, se activan en su virulencia y traen consecuencias como las que estamos viendo en la actualidad.

Los hombres de ciencia, deberíamos empezar a tener una mente abierta para no esperar al último momento, la víspera del Juicio Final, cuando ya esté todo destruido y digamos, «ah, pues era verdad, la contaminación …». Los médicos que deberíamos ser los guardianes de la salud del pueblo, en muchas ocasiones nos hemos limitado a hacer vacunaciones preventivas en los recién nacidos, que no son tan inofensivas, y ya creemos que hemos cumplido con nuestro papel.

¿Qué podemos hacer para no empeorar la situación medioambiental?

Como médicos, por ejemplo, tratar de convertir en ecológica la alimentación de nuestros pacientes. Sensibilizarlos para que consuman productos biológicos que no hayan sido tratados químicamente.

¿Pero no son más caros?

Esto depende de la oferta y la demanda, cuando empecemos a consumirlos se abaratarán. El comercio es implacable. Cuando las grandes multinacionales se den cuenta que el público demanda tales productos, éstos empezarán a aparecer en el mercado, pero nosotros tenemos que crear primero este estado de conciencia colectiva. Es contradictorio, que en los países occidentales, se muera de las llamadas enfermedades de la civilización, hace 40 años esas enfermedades no existían, y mientras en el Tercer Mundo la gente se muere de hambre. El esquema alimentario mundial es catastrófico. La solución a nivel mundial tampoco es tan difícil, pero la tendremos que dar nosotros los ciudadanos. Marilyn y Harvy Doctores en EE.UU.,

Dr. Broken en Alemania y Reuben en Gran Bretaña, están trabajando en un movimiento, que pretende decirle al ciudadano, si te decides a partir de ahora, a prescindir de comer carne sólo dos días a la semana, se han hecho cálculos que nos han llevado a la conclusión que el problema del hambre en el Tercer Mundo en cinco o seis años desaparecería completamente.

El alto consumo de carne, hamburguesas, perritos calientes, etc. implica que la dedicación de lugares inmensos destinados a cultivo de cereales y otros productos agrícolas, se transformen en pastizales para todo ese ganado que demanda el primer mundo. Curiosamente, esos pastos principalmente se crean en países del Tercer Mundo, donde las multinacionales compran más barata la tierra, provocando la tala masiva de árboles y la anulación de los cultivos tradicionales. En resumen, nuestra moda alimenticia, obliga al consumo frecuente de carne, que procede de ganado alimentado en países subdesarrollados, lugares donde no se consume ese ganado, porque es para la exportación, y donde no hay lugar para sembrar granos, imprescindibles para su dieta.

¿Algún consejo práctico, para mejorar el medio ambiente?

Es un trabajo a nivel individual. Podíamos empezar a tener conciencia con el humo del tabaco. Si estoy fumando en un sitio cerrado, estoy deteriorando, y atentando contra los derechos de los demás ocupantes del lugar. Es cuestión de respeto.

Por ejemplo, comprar gasolina sin plomo, que contamina mucho menos. Exigir que las chimeneas de las fábricas no eliminen esos dióxidos de azufre y de carbono que vierten a la atmósfera en millones de toneladas y constantemente.

Yo tenía un amigo, director de un complejo petroquímico, que en el seno de la intimidad me decía, que lo triste del caso es que esta contaminación es evitable. Lo que ocurre es que crear un sistema tecnológico, libre de residuos, o depurados, cuesta casi tanto, como la fabricación de la propia fábrica. Entonces les trae cuenta pagar las multas que periódicamente les pone la administración. Cuando de nuevo los ciudadanos tomen conciencia, e igual que se manifiestan y reivindican cualquier asunto, se unan para impedir estos atropellos, entonces comenzarán las soluciones a estos problemas.

¿Cree que la naturaleza nos necesita para recuperar su equilibrio, o es el hombre el que necesita más de la naturaleza?

El ser humano necesita más a la naturaleza, y su existencia es la que está en peligro. La biodiversidad que se ha perdido, perdida está de manera irreversible, pero lo que queda puede sobrevivir mejor sin la presencia del hombre. Lo que está en juego es la persistencia del ser humano. La naturaleza en su día eliminó a los dinosaurios, y la virulencia o vitalidad de los gérmenes que le indicaba al principio, es una medida que latierra está tomando contra el agresor que pone en juego susupervivencia, el agresor es el ser humano.

Jugando un poco a adivinar el futuro, ¿Cómo ve la sociedad dentro de 50 años?

El ser humano tiene inteligencia, y libertad para escoger lo que sensatamente le conviene y hacer que triunfe lo positivo delas cosas. Tengo confianza, aunque nosotros no lo veamos, queal final sobrevivirá la razón y la sensatez, que nos reconducirán a través del progreso a reparar lo que con el progreso hasta ahora hemos destruido.

La ecología es el nuevo humanismo, es el nuevo lenguaje obligado para el ser humano, donde quiera que éste se encuentre.

La ecología desde un punto de vista higienista, desde un punto de vista de salvar la naturaleza, porque en esa salvaciónestá la nuestra, individual y colectiva.

Si el ser humano es el rey de la creación, tiene una responsabilidad inmensa hacia esa creación, de la que se hadesentendido y ha maltratado tantas veces. Uno de sus deberesprimordiales es estar sensible y receptivo a lo que a esa naturaleza le ocurre, porque para bien y  para mal, la primeravíctima o el primer beneficiado será cada ser humano enparticular. Hay que comenzar en el hogar sensibilizando a losniños pequeñitos, para que cuando crezcan produzcan frutos de plenitud y coherencia, que conseguirán hacer posible lo que ahora mismo parece una utopía.