LAS 9 CLAVES DE LA CURACIÓN NATURAL DEL CÁNCER Y OTRAS ENFERMEDADES

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verduras

Los nueve factores que comparten los pacientes de cáncer que han sanado totalmente y contra todo pronóstico

Dra. Kelly A. Turner. www.DrKellyTurner.com

Gaia Ediciones. España. 2015.

La autora es licenciada por la Universidad de Harvard y doctora en ciencias por la Universidad de California en Berkeley, investigadora y psicoterapeuta especializada en oncología integrativa. Fundadora del Proyecto Remisión Radical (Radical Remission Project). www.radicalremission.com

Este es un resumen de este interesante libro y recomiendo que no os quedéis sólo con él. Es preciso leer el libro en su totalidad, pues en él se relatan las historias de pacientes con distintos tipos de cáncer que lo han superado por completo y cómo lo han logrado.

Introducción

En este libro se presentan los resultados de mis investigaciones sobre la remisión radical del cáncer. En las revistas científicas se habían ido publicando informes sobre más de mil casos documentados sobre remisión radical, sin que alcanzaran gran resonancia.

La remisión radical es toda remisión del cáncer que es inesperada estadísticamente; y las estadísticas varían en virtud del tipo de cáncer, de su estadio o etapa y del tratamiento médico recibido. Más concretamente, se produce una remisión radical cuando:

el cáncer que padece una persona desaparece sin haber recurrido a ningún tratamiento convencional, o

un paciente de cáncer prueba la medicina convencional, pero el cáncer no remite, y entonces el paciente pasa a métodos sanadores alternativos que conducen a una remisión, o bien,

un paciente de cáncer recurre al mismo tiempo a métodos sanadores convencionales y alternativos para sobrevivir a un pronóstico

estadísticamente muy grave, es decir, a cualquier cáncer con menos de un 25% de probabilidades de supervivencia a los cinco años.

Aunque las remisiones inesperadas son infrecuentes, son miles las personas que las han tenido.

La mayoría de las remisiones radicales se producen, por definición, fuera del entorno de la medicina occidental convencional.

Los nueve factores clave que describimos en este libro son hipótesis con las que se procura explicar a qué se puede deber la remisión radical; todavía no son hechos probados. Tendrán que pasar décadas de ensayos cuantitativos, aleatorios, hasta que podamos afirmar con toda certeza si estos nueve factores aumentan o no las probabilidades de sobrevivir al cáncer.

  1. CAMBIO RADICAL DE LA DIETA ALIMENTICIA

Reducir mucho o eliminar el consumo de azúcar refinado (dulces), de carne, de productos lácteos y de alimentos refinados.

Es un hecho indiscutible que las células cancerosas consumen el azúcar (la glucosa) a una tasa mucho más rápida que las células normales. Las células cancerosas consumen entre diez y cincuenta veces más glucosa que las células normales. El Dr. Otto Warburg, en la década de 1920, ganó el premio Nobel por su descubrimiento de que las células cancerosas obtienen su energía y respiran de manera distinta de las células sanas. Observó que las células cancerosas obtienen su energía disgregando cantidades excepcionalmente altas de glucosa, y que también respiran sin oxígeno (respiración anaeróbica). Las células sanas disgregan una cantidad mucho menor de glucosa y respiran con oxígeno (respiración aeróbica). Lo interesante es que las células cancerosas siguen respirando anaeróbicamente aun cuando disponen de oxígeno en abundancia.

Los lácteos proceden de la leche materna de otro animal, por lo que están llenos de hormonas y de proteínas que debían servir para criar a un ternerillo, y no a un ser humano. Los seres humanos somos la única especie del planeta que bebe la leche materna de otra especie animal. La proteína principal de la leche de vaca, llamada caseína, hace crecer las células cancerosas. Por otro lado, en los productoslácteos se encuentran sustancias químicas malsanas (hormonas de crecimiento bovino, antibióticos y pesticidas, grasas omega-6).

Los seres humanos estamos diseñados para hacer una dieta alimenticia con solo un diez por ciento de carne, que idealmente debería ser carne magra de caza.

Los alimentos refinados, especialmente los cereales refinados, deben reducirse mucho o eliminarlos por completo. El pan, la pasta, la harina o cualquier cereal de cocinado rápido, son alimentos de índice glucémico alto, lo que quiere decir que proporcionan a las células cancerosas mucha cantidad de glucosa para que se alimenten, y además aumentan el nivel de insulina en sangre. Estos alimentos refinados deben ser sustituidos por hidratos de carbono integrales (cereales integrales como el arroz integral, la quinoa, la avena integral, la cebada integral y el trigo integral).

Aumentar mucho el consumo de verduras y frutas

Determinas frutas y verduras tienen efectos poderosos para combatir el cáncer, entre ellas las verduras crucíferas (la col, el brócoli y la coliflor), las aliáceas (el ajo, las cebollas y las cebolletas) y las bayas oscuras.

Consumir alimentos ecológicos.

Un breve ayuno puede contribuir a acelerar la desintoxicación del organismo de pesticidas, de metales pesados y de otras toxinas. La mayoría de los animales cuando están muy enfermos dejan de comer.

Beber agua filtrada.

Beber unos ocho vasos de agua al día, procurando que el agua sea lo más limpia posible. Beber agua natural de manantial, que contiene más minerales, y evitar el agua del grifo, que suele contener cloro, flúor y metales pesados. En los domicilios se pueden instalar sistemas de filtrado del agua corriente (por ejemplo, los filtros de carbono y la ósmosis inversa). En caso de tomar agua filtrada es recomendable tomar un suplemento de oligoelementos porque los filtros eliminan todos los minerales sanos del agua. Empieza el día con un vaso de agua filtrada con zumo de limón.

  1. ASUMIR EL CONTROL DE LA PROPIA SALUD

Tomar el control de tu propia sanación es esencial para el proceso de sanación. Para tomar el control de tu propia salud son precisas tres cosas: desempeñar un papel activo (no pasivo) en tu salud, estar dispuesto a realizar cambios en tu vida y ser capaz de afrontar la resistencia.

No ser pasivo.

Las personas no se pueden curar plenamente si no entran en contacto con su propia fuerza interior. Si bien los médicos pueden ayudar, la sanación debe salir, en último extremo, de dentro del paciente. El cuerpo se cura a sí mismo. La curación verdadera y profunda es siempre consecuencia de que el paciente adopta un papel activo en el proceso.

Estar dispuesto a cambiar.

Para que se produzca la sanación, debes estar dispuesto a analizar tu vida y a realizar cambios, aunque estos cambios requieran mucho tiempo o te resulten difíciles emocionalmente.

Afrontar la resistencia.

Tomar el control de la propia salud suele suponer hacer frente a las críticas de los demás, y, por ello, la persona debe tener el temple suficiente para ser capaz de afrontar esa resistencia.

En algunas ocasiones, la resistencia con que te encuentras cuando empiezas a tomar el control de tu propia sanación es más bien interna que externa. Esta resistencia interna suele manifestarse en forma de falta de confianza, o de miedo, y es un obstáculo más que tienen que afrontar la mayoría de los supervivientes radicales en algún momento.

  1. DEJARSE GUIAR POR LA INTUICIÓN

No siempre los demás saben lo que es mejor para nosotros.

La intuición es ese célebre sexto sentido o instinto que parece salir de un lugar más profundo, que es capaz de ayudarnos a apartarnos del peligro y a dirigirnos al camino que conduce a la recuperación.

El cuerpo sabe lo que necesita para sanarse.

El cuerpo posee un conocimiento innato, intuitivo, de lo que necesita para sanarse, y es capaz de hacernos saber por qué cayó enfermo en un primer momento.

Hay muchas maneras de acceder a la intuición

A algunas personas les llega la intuición por medio de una voz interna de conocimiento profundo; para otras, es más bien como una sensación física que tienen en el cuerpo, como puede ser una punzada de advertencia en el vientre; a otras más, la intuición les habla en sus sueños, en sus meditaciones, en sus diarios o por medio de “coincidencias” oportunas, como puede ser toparse por casualidad con un amigo que les da la información precisa que necesitan, en el momento preciso que la necesitan.

Cada persona tiene que hacer su propio cambio.

Ejemplos de cambio pueden ser dejar su trabajo, trasladarse a un clima diferente, volver a hacer ejercicio, cambiar su alimentación, cambiar su matrimonio.

Si aplicas tu intuición para escuchar a tu cuerpo, con el fin de determinar cuál es el cambio concreto que debes realizar, la curación vendrá como resultado natural.

Las decisiones intuitivas no son cosas que pensemos a fondo, con cuidado ni razonadamente, sino que son, más bien, decisiones que surgen rápidamente, por instinto.

A la hora de tomar decisiones complejas de importancia vital, es mejor confiar en la intuición; pero para resolver problemas más sencillos, es mejor emplear el cerebro más lento y más analítico.

Si quieres ponerte en contacto con tu intuición, o reforzar tu conexión actual con tu intuición, he aquí algunas propuestas sencillas para que vayas empezando.

Establece un período de tiempo diario dedicado a relajarte mientras desconectas intencionadamente tu mente pensante (en ese período, no veas la televisión ni leas nada, escucha música tranquila y procura dejar que tu mente sueñe despierta).

Una vez relajado, practica alguna técnica que te permita ponerte en contacto con la parte límbica de tu cerebro, que transmite tu intuición. Por ejemplo: las imágenes guiadas, la meditación, el diario, los sueños.

Hay dos preguntas que deben hacerse los pacientes con cáncer: ¿Qué es lo que ha contribuido a mi enfermedad? Y ¿Qué necesitan mi cuerpo, mi mente y mi alma para volver a estar bien?

  1. EMPLEAR PLANTAS MEDICINALES Y SUPLEMENTOS

El motivo más frecuente para recomendar suplementos de vitaminas y plantas medicinales es reforzar el sistema inmunitario del propio cuerpo para que sea este, a su vez, el que pueda eliminar las células cancerosas. Otro motivo es limpiar el cuerpo de toxinas (desintoxicar el cuerpo), tales como los pesticidas, los contaminantes y aditivos químicos, los metales pesados, los virus y los parásitos.

No debemos confiar en los suplementos como si fueran la panacea, lo fundamental es hacer un cambio radical de la dieta y de forma de vida.

Suplementos que ayudan a digerir los alimentos: enzimas digestivas (enzimas proteolíticas, enzimas pancreáticas, etc.), prebióticos y probióticos.

Suplementos que desintoxican el cuerpo: fungicidas (extracto de hoja de olivo, cola de caballo, ortiga, etc.), antiparasitarios (cáscara de nuez negra, ajenjo, sello de oro, etc.), antibacterianos y antivíricos (ajo, aceite de orégano, pau d´arco o lapacho, etc.), desintoxicantes hepáticos (cardo mariano, raíz de diente de león, raíz de regaliz, etc.).

Suplementos que potencian el sistema inmunitario: potenciadores del sistema inmunitario (áloe vera, vitamina C, hongos, aceite de pescado, oligoelementos), vitaminas y hormonas (vitamina B12, vitamina D, vitamina B17, melatonina, etc.).

 

  1. LIBERAR LAS EMOCIONES REPRIMIDAS

La enfermedad es un bloqueo en el nivel físico, en el emocional o en el espiritual de nuestro ser. Hay que identificar el bloqueo, determinar de dónde procede y liberarlo plenamente.

Una emoción reprimida es cualquier emoción de tu pasado a la que sigas aferrado, ya sea positiva, negativa, consciente o inconsciente. Las emociones a las que nos aferramos más comúnmente son las negativas, como el estrés, el miedo, los traumas, el remordimiento, la ira o la tristeza; pero también nos podemos aferrar a emociones positivas, como la felicidad. Los recuerdos traumáticos, como son los accidentes o los incidentes de malos tratos físicos o sexuales, suelen quedar bloqueados de nuestra memoria consciente. Toda emoción de tu pasado a la que te estés aferrando es una emoción reprimida que, con el tiempo, puede conducirte a un bloqueo malsano en tu sistema cuerpo-mente-espíritu. Aferrarse a la felicidad, en principio, es una cosa buena; no obstante, cuando la felicidad está vinculada a nuestro pasado, no tarda en convertirse en nostalgia, y esta nos mantiene centrados en un recuerdo de la felicidad pasada, a diferencia de la posibilidad de una felicidad real en el presente.

Soltar las emociones reprimidas puede resultar beneficioso para el cuerpo físico. Esto es especialmente válido para el estrés. Aferrarnos al estrés nos vuelve más susceptibles de desarrollar enfermedades.

Se sabe con certeza que el estrés debilita el sistema inmunitario.

Liberar el estrés refuerza el sistema inmunitario.

Aferrarse al miedo puede hacer que los sistemas del organismo se cierren y se produzca así un bloqueo energético que puede llegar a conducir a la enfermedad física. Liberar el miedo puede ayudar a devolver al cuerpo el eq uilibrio.

Los pacientes de cáncer están obligados a afrontar el miedo a la muerte.

El miedo mantiene bloqueado el cuerpo en modo “lucha o huida”, lo que significa que no puede pasar al modo “descanso y reparación”.

Algunas cosas que puedes hacer para liberar las emociones reprimidas son:

Llevar un diario de pensamientos.

Haz una lista de tus momentos emocionales. Escribe los momentos más emocionales de tu pasado, tanto positivos como negativos, remontándote hasta donde te alcancen los recuerdos. Después quema la lista y libera mentalmente todas las emociones reprimidas que te queden de esos hechos.

Practica el perdón a diario. Todas las mañanas, cuando te despiertes, piensa en alguien de tu pasado o de tu presente a quien puedas perdonar, aunque se trate de alguna cosa pequeña. Si no se te ocurre nadie a quien perdonar, limítate a perdonarte a ti mismo las transgresiones que hayas podido cometer.

Haz un curso de control del estrés.

Consulta a un sanador o a un terapeuta.

Prueba la hipnosis o el EMDR (desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares).

Debemos procurar no aferrarnos demasiado tiempo a ninguna emoción concreta, ya sea positiva o negativa. Las emociones deben fluir por el cuerpo como las olas que rompen en una playa: llegan y después se van. Hay que dejar que las emociones de todo tipo nos inunden, nos recorran y salgan de nosotros, de manera que no se traiga al presente nada del pasado, y que en cada momento podamos tener una experiencia emocional nueva.

 

  1. AUMENTAR LAS EMOCIONES POSITIVAS

Las emociones positivas que intentan vivir a diario los supervivientes radicales son la felicidad, la alegría y el amor.

Tienes que procurar resueltamente hacer todos los días cosas que te puedan aportar alguna medida de felicidad o de alegría.

Empieza cada día con una sonrisa o con una sensación de gratitud.

Controla lo que ves en los medios.

Revisa lo que ves como entretenimiento.

Búscate amigos divertidos. Empieza a limitar el tiempo que pasas con las personas que te agotan, y a pasar más tiempo con las personas que te aportan energía.

Vuélvete activo. Búscate actividades que te aporten alegría: hacer ejercicio, dar paseos por la naturaleza, practicar la jardinería, cantar, bailar, meditar, hacer fotografías, cocinar llamar a un viejo amigo, hacer un regalo a alguien, participar en un coro de tu localidad, asistir a clases de música o trabajar como voluntario. Comprométete a realizar al menos tres veces por semana una actividad real que te aporte alegría.

Haz un repaso cada noche.

Sentirte feliz cada día, aunque solo sea durante cinco minutos, tiene tanta importancia para tu salud como cualquier medicina que pudieras tomar.

  1. ACEPTAR EL APOYO SOCIAL

Los seres humanos somos criaturas sociales por naturaleza, nos necesitamos unos a otros para sobrevivir, seguimos dependiendo unos de otros durante toda la vida.

Cuando estamos enfermos es cuando más indispensable nos resulta el apoyo de los demás, de nuestros seres queridos.

Recibir amor ayuda al cuerpo a sanarse. Enviar amor a una persona enferma puede mejorar significativamente el estado físico de esa persona.

El objetivo general es no sentirse solo. La soledad, o la falta de conexión social, conduce a una muerte temprana; en algunos casos, se ha observado que la soledad aumenta la tasa de mortalidad hasta en un 50%.

La importancia del contacto físico (abrazarse, pasar un brazo por el hombro de una persona, acurrucarse juntos o dar un masaje a una persona para aliviarle el dolor). Si no tienes ninguna persona que te aporte mimos, un animal de compañía te servirá igual.

Algunas cosas que puedes hacer:

Si eres paciente de cáncer: tiende una mano a alguna persona querida, tomando el teléfono hoy mismo y llamándole para saber cómo está; apúntate a algún grupo de ejercicios suaves de tu zona o asiste a clases de ejercicios dirigidas especialmente a pacientes de cáncer; entra en un grupo de apoyo de otros pacientes de cáncer; apúntate a alguna actividad de grupo que te haga salir de casa y conocer a gente nueva; no temas pedir ayuda, cuando la necesites, a tus familiares y amigos.

Si tú eres el ser querido de un paciente de cáncer: llama a tu ser querido que tiene cáncer y dile, simplemente, que estabas pensando en él o en ella; déjale en su casa comidas sanas; bríndate a hacerle recados o a ayudarle con las tareas domésticas; organízale un día de distracción o de placer.

 

  1. PROFUNDIZAR EN LA CONEXIÓN ESPIRITUAL

Podemos experimentar la energía espiritual en mayor o menor grado después de una clase de yoga, de una carrera larga, de un masaje relajante, de una buena siesta, con la oración profunda, la meditación o los cánticos, paseando por la naturaleza, etc.

El primer paso para conectar con la energía espiritual es acallar tu mente. La energía espiritual no puede empezar a circular por tu cuerpo mientras no se hayan detenido los pensamientos en tu mente.

Una práctica espiritual es una práctica que te anima a experimentar (en tu cuerpo y en tus emociones) una sensación profunda de calma y de paz. Para sentir eso, debes empezar por encontrar un modo de apagar tu mente pensante.

He aquí algunas ideas de prácticas espirituales que puedes probar:

Respiración profunda. Cierra los ojos y haz diez inspiraciones y diez espiraciones profundas. Mientras lo haces, apóyate las manos en el bajo vientre para poder sentir la subida y la caída de tus manos con la respiración. Abre después los ojos y observa si sientes más calma.

Caminar al aire libre. Pasea diez minutos al aire libre cada día.

Imágenes guiadas.

Meditación guiada.

Oración diaria.

Grupos espirituales.

Grupos por internet.

 

  1. TENER MOTIVOS PODEROSOS PARA VIVIR

Confianza desde lo más profundo.

El deseo de vivir de la persona debe salir del núcleo más profundo de su ser, y debe ser incondicional. Es una seguridad inquebrantable: “¡Sí! Quiero seguir viviendo”.

Hemos nacido con un propósito: el de vivir la vida con tanto amor como sea posible. Hemos venido para vivir la vida con toda su plenitud.

 

La mente dirige al cuerpo.

La curación de cualquier enfermedad comienza por una mente en calma, libre de ataduras, y por un fuerte deseo de vivir.

El cuerpo escucha lo que le dice la mente: si la mente está emocionada con la vida, el cuerpo estará lleno de energía vivificadora, pero si la mente está llena de miedos, o desesperanzada, entonces el cuerpo no tendrá acceso a esa energía esencial.

 

Encontrar tu vocación.

Cuando las personas siguen teniendo sueños fuertes, objetivos fuertes de cosas que quieren hacer, y tienen un fuerte deseo de estar bien, entonces estos factores pueden impulsar un proceso de curación más rápido.

Las investigaciones han mostrado que la negación puede ayudar a los pacientes de cáncer a vivir más tiempo, y que la depresión puede hacer que mueran antes.

Cuando estés de buen ánimo, prepara una lista de todos tus motivos actuales para vivir y para disfrutar de la vida. Haz también otra lista de todo lo nuevo que te gustaría añadir a tu vida para darle más creatividad, felicidad y sentido.

Procura hacerte estas preguntas: ¿Por qué quieres seguir vivo?, ¿qué otras cosas te gustaría todavía vivir en esta vida? y ¿qué actividades te aportan energía y alegría?

 

Conclusión

Hay que tener en cuenta la realidad maravillosa, compleja, de la individualidad. No hay dos personas iguales en este planeta y, por tanto, no habrá dos recetas iguales para la salud.

Curarse significa librarse de una enfermedad, mientras que sanarse significa volverse íntegro. Curarse es posible a veces, mientras que sanarse siempre es posible.

 

Lecturas recomendadas en español

Chopra, Deepak. Curación cuántica: Las fronteras de la medicina mente-cuerpo. Gaia Ediciones. España. 2014.

Gerson, Charlotte. La terapia Gerson: el programa nutricional definitivo para salvar vidas. Ediciones Obelisco. España. 2014.

Lipton, Bruce. La biología de la creencia: la liberación del poder de la conciencia, la materia y los milagros. Gaia Ediciones. España. 2014.

 

Moorjani, Anita. Morir para ser yo: mi viaje a través del cáncer y la muerte hasta el despertar y la verdadera curación. Gaia Ediciones. España. 2014.

Plant, Jane. Tu vida en tus manos. RBA. España. 2001.

Remen, Rachel Naomi. Historias para crecer, recetas para sanar. Gaia Ediciones. España. 2010.

Servan-Schreiber, David. Anticáncer: una nueva forma de vida. Primera Plana. España. 2014.

Siegel, Bernie S. Amor, medicina milagrosa. Espasa Libros. España. 2010.

Weil, Andrew. La curación espontánea. Ediciones Urano. España. 1995.

 

 

Dr. Ricardo Bárcena Gómez

Sevilla, enero 2019